En los años noventa, el Patronato de Turismo de Huelva [1], que celebra ahora su 30 aniversario, encargó a los artistas Óscar Mariné y Christian Boyer una serie de carteles para dar promoción a la provincia.
Dicha campaña, llamada Huelva Destino…, transmitía con viveza y espontaneidad la cultura, luminosidad y oferta turística de la provincia onubense. Los dibujos que daban forma a la campaña destacan por el detallismo con que contextualizan y singularizan la zona, aportando un sutil sentido del humor.
Herramienta para la imagen
Estos carteles hacen un amplio recorrido por la geografía onubense. Doñana, Niebla o las Minas de Riotinto son sometidas a los trazos de Mariné, quien no olvida fijar su mirada en las playas, la gastronomía y las festividades. Como bien observa el artista, «la cartelería es una excelente herramienta para la imagen y la promoción turística española».
Este amplio abanico de oferta histórica, gastronómica y de ocio se fue transformado en mapas, marquesinas, guías, desplegables y merchandising vario para ayudar a difundir de manera más efectiva e inmediata las virtudes de la provincia del Odiel.
Creado para la eternidad
Huelva Destino… obtuvo en dos ocasiones consecutivas (1997 y 1998) el galardón Hispanic Awards en Nueva York. Además fue elegida Mejor Campaña Turística de la Junta Andalucía en 1998. Revistas de todo el mundo dieron difusión a la campaña, que llevó el nombre de Huelva lejos de sus fronteras. Algo que, según Mariné, es fundamental para la difusión de nuestro país: «Echo en falta más imágenes de calidad de España en el exterior, en nuestras embajadas, oficinas comerciales, institutos Cervantes, etc.».
Los dibujos que encontraremos en la exposición, de trazo contundente, conservan aún toda la frescura que poseían al ser concebidos. El minimalismo es fundamental en estos trabajos, repletos de figuras abocetadas que, de puro sencillo, poseen una fuerte expresividad que sorprenderá a cualquier espectador que se enfrente a ellos. Un trabajo concebido desde el primer momento para perdurar eternamente, ya que, como bien afirma Mariné, «Lo más económico y sostenible es hacer trabajos duraderos».