‘Pulso’ entre la pintura de Teijeiro y la escultura de Toledo

El arte de F. Teijeiro y de José Toledo tiene un punto de partida común: el mundo está repleto de vacíos y, por lo tanto, es necesario buscar los colores y las formas para darle sentido.

Una búsqueda inútil pero que en el caso de estos dos artistas se aproxima bastante, sobre todo cuando se contemplan sus obras menos figurativas, las de mayor fuerza representativa, las de búsqueda más intensa y mayor ambición.

Así, en la pintura de Teijeiro es fácil comprobar que no hay pinceles sino manos que desvelan el color hasta el estallido de presencia absoluta. Y en la escultura de Toledo, la fuerza y la caricia de los dedos descubren en los materiales con los que trabaja los huecos de mirada inteligente que dan sentido a la materia esculpida, labrada.

Este Pulso se resuelve sin concesiones ni aspavientos entre el color que se hace materia en pos de una abstracción renovada, en las pinturas, y el modelado de las figuras, su volumen, en diálogo con el hueco o el vacío, prosecución de una investigación fundamental en la escultórica moderna.