La muestra está organizada en cinco áreas temáticas: Naturaleza muerta; Retratos; Interior; Escenas de la vida y Paisaje. En sus salas se pueden ver obras de, entre otros artistas, Erikssen, Venetsianov, Repin, Shiskin, Savrasov Bogdánov Belski, Kustodiev, Serebriakova, Mashkov, Konchalovski Lebedev, Petrov Vodkin Malaguis, Petov, Pestova o Sologub.
El realismo es uno de los conceptos más complejos y relevantes de la historia del arte. En Rusia se asocia a menudo con el método creativo característico de la segunda mitad del siglo XIX, cuando el objetivo era hacer visible la vida cotidiana y, en particular, mostrar su lado más controvertido.
Los orígenes del realismo en Rusia están en la formación que recibían los alumnos de la Academia Imperial de Artes, fundada en el siglo XVIII, y que abogaba por representar las escenas tal y como aparecían en realidad. Las naturalezas muertas, los retratos y los paisajes eran los temas más recurrentes, y los más demandados para decorar las residencias acaudaladas de la época.
A mediados del siglo XIX el discurso artístico cambió y se centró en un realismo más crítico. Los temas representados en esta época eran pocos habituales, como los “humillados y ofendidos” que aparecían en la gran literatura rusa de la época. A finales de este siglo, las obras se alejaban cada vez más de la realidad que intentaban representar, adquiriendo una interpretación más amplia y centrada en las preferencias temáticas y estilísticas de cada artista.
A principios del siglo XX seguían prevaleciendo los recursos figurativos en cuanto a la representación del mundo. Aunque habían experimentado la influencia del impresionismo, fueron muchos los artistas rusos que volvieron a sus raíces. El icono y el arte popular impregnaron el movimiento neoprimitivista que marcó esta época. En las décadas de 1910 y 1920, los maestros del arte figurativo lograron enriquecer este estilo artístico. Durante este periodo, las obras se diferenciaban tanto por la temática como por la gran variedad de técnicas empleadas.
A partir de 1930 los artistas tuvieron que convivir con el Realismo Socialista como única tendencia posible del arte. Las únicas representaciones permitidas eran aquellas en estricta conformidad con la naturaleza visible o posible. Más tarde, cuando se suavizó la censura, los artistas se liberaron gradualmente de la mera copia y expresaron su individualidad más a menudo en cuanto a la elección del tema, el color y la composición.
Las obras de finales del siglo XX y principios del XXI conservan una similitud externa con los objetos reales y el entorno natural, pero su contenido conceptual es radicalmente diferente. Además, las técnicas y los recursos y, en definitiva, los nuevos lenguajes y códigos estilísticos imponen una forma de representar la vida que difiere de aquellas primeras representaciones realistas.
-Durante el fin de semana del 27 y 28 de junio, la Colección del Museo Ruso celebra una jornada de puertas abiertas para que los visitantes que lo deseen puedan conocer esta nueva exposición anual. La entrada será gratuita en el horario habitual del museo (de 9.30 a 20.00 h).