La exposición incluye 55 fotografías que forman parte de un proyecto que comenzó en 1973, cuando Hiroh Kikai decidió realizar retratos a personas del sector de Asakusa en Tokio. Este trabajo continúa todavía hoy, ascendiendo a más de 600 retratos. Los personajes de Kikai han sido arrancados de la corriente de transeúntes y situados frente a las paredes desnudas del templo de Senso-ji.
Son retratos que irradian una sensación compartida de ganadores duros, de individualidades idiosincrásicas. Todas las fotografías tienen sucintas anotaciones del propio artista, con descripciones muchas veces divertidas acerca de sus personajes. Situados juntos, los Retratos de Asakusa se enfrentan, desde una meditación clásica, a las intemporales complejidades de la condición humana.
Hiroh Kikai nació en 1945 en una familia de granjeros en Yamagata (Japón). Se convirtió en fotógrafo gracias al trabajo de Diane Arbus, «me sorprendió mucho como las personas que salían en sus fotografías de Nueva York, un lugar donde nunca he estado, me hablaban de forma directa sobre la profundidad de la existencia humana», asegura. En 1976, su profesor Sadoyoshi Fukuda le regaló una cámara Hasselblad.