La Pedrera [1] (Barcelona) presenta una amplia retrospectiva del fotógrafo Chema Madoz (Madrid, 1958), compuesta por más de setenta piezas que recorren cronológicamente toda su carrera, desde las primeras fotografías realizadas en los años 80 hasta las últimas obras, incluida su colaboración con el poeta Joan Brossa.
Madoz es uno de nombres más destacados de la fotografía española contemporánea. En su obra, cercana a la poesía visual, muestra una inclinación constante a lo simbólico, mediante imágenes caracterizadas por un sutil juego de paradojas y metáforas, con las que crea un mundo propio, imaginativo y reflexivo.
Poeta de la imagen
A través de sus creaciones, a menudo impregnadas de una delicada ironía, cuestiona la realidad e invita al espectador a la observación y la reflexión, a descubrir la poesía escondida en los objetos más comunes, sometiéndolos a ligeras transformaciones y alterando su función, el contexto y el uso habituales.
La obra de Madoz, Premio Nacional de Fotografía del año 2000, está influenciada por Surrealismo y la poesía visual, compone un universo mágico y complejo, donde los objetos nunca son lo que parecen, o parecen lo que no son.
Relación con el entorno
Poeta de la imagen, se vale del soporte fotográfico para redefinir su relación con el entorno inmediato. En su trabajo otorga tanta importancia a lo que quiere expresar como la manera de hacerlo: «Mi objetivo es explicar cosas con los mínimos elementos posibles», explica.
Su obra se centra en la presencia insólita de los objetos que selecciona y dispone en escenarios íntimos, construidos por él mismo, y que fotografía en blanco y negro; con ello consigue extraer un aliento poético que hace que, por comunes y humildes que sean, puedan abrirse a nuevas y múltiples lecturas.
Madoz, Brossa y Espriu
Chema Madoz. Ars combinatoria, organizada conjuntamente con La Fábrica, resume la trayectoria de Madoz desde finales de los años ochenta hasta la actualidad. En esta presentación en La Pedrera se ha incorporado un apartado dedicado a su vinculación con dos poetas catalanes: Joan Brossa, con quien mantuvo una fructífera relación que se materializó en la creación conjunta del libro Fotopoemario, y Salvador Espriu, de quien este año se conmemora el centenario del nacimiento, efeméride a la que la Fundación Cataluña-La Pedrera ha querido sumarse recuperando la edición no venal de 2008 del poemario Per al llibre de salms d’aquests vells cecs, en que cada uno de los cuarenta haikus del poeta de Sinera iba acompañado de una fotografía de Madoz.