Curculio bassos es la primera muestra individual del artista holandés Mark Manders (Volkel, Países Bajos, 1968) en España. La exposición incluye algunos de sus trabajos más celebrados y otros que han sido retomados y adaptados para su exhibición en Galicia. Estas obras son de todas las etapas de su trayectoria, algunas procedentes de museos como el Stedelijk Museum de Ámsterdam, el S.M.A.K de Gante, La Kunsthaus de Zúrich o la colección Rabobank, además de otras procedentes de colecciones privadas.
El montaje expositivo tiene una mirada retrospectiva. El recorrido parte de su ya legendario Self-Portrait as a Building, un trabajo realizado en 1986, cuando el artista tan solo contaba 18 años, el momento en que comprendió que tenía una cierta afinidad con el lenguaje de las artes visuales.
Toda su obra posterior es una variación incesante y abierta de este primer trabajo, con el que trata de entender algo aparentemente sencillo pero a la vez profundamente complejo: que el mundo está poblado por seres humanos y que estos seres humanos crean objetos que los acompañan en su devenir vital.
Lenguaje y forma
A lo largo del recorrido el visitante puede comprobar cómo ha cubierto las ventanas con periódicos para no dejar parar la luz natural. Estos no son periódicos al uso. Su lenguaje ha sido transformado levemente para impedir una lectura lógica, para que lo que de por asumido se torne en expectativa. Expectativa es una palabra muy apropiada para definir el trabajo de Manders, pues nada es habitualmente lo que parece de inicio y todo requiere una lectura detenida.
Curculio bassos acapara todo un titular de uno de estos periódicos y, lejos de contar lo sucedido, como se esperaría de cualquier diario, abre la puerta a lo que vendrá. Porque Curculio bassos no significa nada, no tiene entidad semántica. Toda la obra de Manders se cifra en la tensión entre el lenguaje y la forma.