Morán ha trabajado hasta hace poco una abstracción que conjugaba con gran rendimiento una doble naturaleza gestual y geométrica, evidente en la serie Del viento y la trama (2009), que encontraba su punto de equilibrio en la elaborada articulación de tupidos enjambres de líneas cruzadas sobre una superficie. Las actuales perforaciones de la artista representan el lógico desenlace de aquel anhelo. Ahora Morán dibuja con y desde el espacio y la luz.
Concepto híbrido
Partiendo de los experimentos con el concetto spaziale de Lucio Fontana, iniciados en 1949, la extremeña tantea y encuentra en sus actuales papeles perforados una salida visualmente fascinante y artísticamente inteligente a la condicionada limitación de la bidimensionalidad del plano. Son obras que necesitan para su íntegro desenvolvimiento un espacio y una luz apropiados, justos y concretos. Son dibujos cuya materia es la luz, signos que sólo pueden leerse en el espacio.
De ahí que el espacio y la iluminación donde se cuelguen sean tan determinantes para su adecuada percepción. El visitante se va a encontrar con unas obras distintas al dibujo, mucho más cercana al concepto de bulto redondo que a la idea de cuadro. Y es precisamente esta condición de ‘híbrido’ lo que hace a su trabajo tan sugestivo y a la vez tan vacilante.
Morán parte del negro del papel para ir a buscar la luz a través del espacio, tomando como base precisamente la negritud que entraba por detrás de la superficie en los cuadros de Fontana. Y lo hace con una serie de líneas curvas en expansión que de pronto parecen disiparse en el vacío y trascienden el papel.