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La gesta de unos pocos por el patrimonio de todos

La muestra se conforma por una significativa colección de obras originales, fotografías, cartografía digitalizada y documentación primaria que explican por sí mismas este episodio histórico. Listado de obras evacuadas, expedientes de depuración, filmaciones, carteles, libros especializados y materiales de hemeroteca conforman un verdadero tesoro para comprender la inmensa labor de aquellos responsables y técnicos del patrimonio. De forma especial destaca la potencia visual de las fotografías que se conservan de aquellos traslados y movimientos, que permiten ver en qué condiciones tuvieron que trabajar aquellos profesionales.

Descarga del ábside de Santa María de Àneu en el Mas Descals de Darnius, 1937. Archivo del IEC. Ayuntamiento de Girona-CRDI (Fondo Joan Subías i Galter)

Descarga del ábside de Santa María de Àneu en el Mas Descals de Darnius, 1937. Archivo del IEC. Ayuntamiento de Girona-CRDI (Fondo Joan Subías i Galter)

A partir del verano de 1936 se realizó una intervención intensiva sobre el patrimonio de todo el territorio catalán (y de la Franja, con el salvamento de piezas artísticas de Roda de Isábena o Sijena, por ejemplo), que implicaba diversas acciones prácticamente simultáneas: salvar y evacuar, concentrar en depósitos y museos, clasificar, ordenar, restaurar, identificar… Incluso se llegan a desarrollar propuestas expositivas y museísticas que iban más allá de las necesidades de la propaganda. El ejemplo más claro fueron las exposiciones de arte medieval catalán celebradas en 1937 en el parisino Jeu de Paume y en el Castillo de Maison-Lafitte.

Comisariada por Mireia Capdevila y Francesc Vilanova, esta exposición también busca reconocer el papel clave que jugaron en la protección de estas colecciones personas como Joaquim Folch, Joan Subias y Joan Bardolet o Miquel Joseph, pero también el de los responsables del Servicio de Patrimonio Histórico, Artístico y Científico (SPHAC) y de los consejeros de Cultura Ventura Gassol y Carles Pi i Sunyer.

Programa de mano (pdf – 4,23 Mb) [1]

Acceso al visor [2]. Se han cartografiado depósitos e itinerarios, destrucciones y salvaguardias a partir de una selección de datos históricos, extraídos de los documentos conservados en los archivos. Con este visor se dispone de una primera visión del territorio y las afectaciones de la guerra y la revolución sobre el conjunto del patrimonio, tanto los depósitos como las rutas que facilitaron la conservación del arte.

Joaquim Folch

La exposición hace un reconocimiento especial a Joaquim Folch (Barcelona, 1886 – Badalona, 1963), impulsor decisivo y primer director del Museu d’Art de Catalunya, antecedente del MNAC, y que sufrió la represión franquista, siendo depurado y apartado del Museu que él ayudo a crear y que dirigió en sus primeros y difíciles años.

El embate represivo contra Folch empezó con el expediente de depuración como funcionario municipal el 21 de febrero de 1939. En septiembre de 1939 se le comunicaba la apertura de un expediente de responsabilidades políticas, y el 20 de octubre tuvo que presentarse ante un consejo de guerra. Durante más de cuatro años, hasta junio de 1944, malvivió bajo la amenaza de varias condenas complementarias. Al final fue condenado en consejo de guerra («doce años y un día de reclusión temporal», convertidos en «tres años de prisión menor») y depurado como funcionario municipal, camuflándolo como una jubilación. Todo ello por haber actuado enérgicamente en la salvaguarda del patrimonio de todos.


Palabras de Joaquim Folch en 1939: «A pesar de las dificultades que el salvamento ofrecía, el personal del Museo (y algunos colaboradores voluntarios que al mismo se habían unido) no cejaron en la noble empresa que se les había señalado, y ello sin disponer de fuerza armada que les protegiera. […] En cada una de las poblaciones no faltó, en el momento de mayor peligro, un pequeño núcleo de ciudadanos beneméritos, amigos del arte, que acudió a evitar la destrucción. Alrededor del personal del Museo local (donde lo había) o de la Escuela de Bellas Artes (donde existía), se sumaron los voluntarios, constituyendo “Comités” o sin constituirlos, que hicieron comprender a los revolucionarios que incendiaban la barbaridad que iban a cometer».