Estas fotografías han sido realizadas en los veranos de 2014 y 2015 en las montañas que dan título a esta nueva serie, en la que el autor da un paso adelante y evidente en su aproximación al carácter más abstracto de la fotografía.
Aun así se puede reconocer en Sierra Nevada ecos y resonancias que conectan este trabajo con otros anteriores; ecos y resonancias que tienen que ver con la particular sensibilidad de Guerrero a la luz y al color, y con su capacidad para construir secuencias y mosaicos de imágenes a través de los que profundizar en la sintaxis del propio medio fotográfico.
Como el propio artista comentaba recientemente: «En mi trabajo, el contenido empieza a pasar a un segundo plano en pro de la forma».