De este nuevo ciclo en Alemania se pueden ver más de una veintena de trabajos inéditos, especialmente obra sobre papel e instalaciones.
Esta exposición, de planteamiento abierto y multidisciplinar, incluye el proyecto fotográfico de Karina Beltrán [1] realizado en la casa artista en Lanzarote en septiembre de 2011, así como una sección fotográfica de Sergio Molina que da buena cuenta del artista en su actual ámbito de trabajo en Múnich. A todo ello se suma el proyecto audiovisual Variaciones Pranyko, realizado por el cineasta grancanario David Delgado San Ginés, que se centra en la figura del artista, en su casa de Tahíche y en el legado de su obra.
Lo artesanal
La obra de Pranyko plantea el retorno a los valores y las necesidades prioritarias: a la renuncia del color, al blanco aséptico y a la luz. El blanco ajado de sus gasas y paños, la herrumbre de los objetos encontrados e incorporados a sus obras, la carcomida textura de los granos de arroz que pigmentan sus telas, o el acabado tosco y frágil de su manufactura artesana, son algunos de los signos que constituyen la base de su actividad plástica.
Esta impronta de lo artesanal supone, también, que la obra no pueda resistirse al paso del tiempo; es decir, como explica Isidro Hernández, comisario de la muestra, “que el arte y la vida han de darse la mano, necesariamente; y que el arte no es algo al margen de la existencia, sino plenamente inserto en ella. Por eso, los elementos que aparecen incorporados o superpuestos en sus piezas –gasas, parafina, plumas, tablillas manipuladas con acrílicos, trapos y pedazos de ropa usada, arrugas, deformaciones, pliegues, veladuras– son las piezas de su vida cotidiana que, como en un diario o en un cuaderno de viaje, ayudan a la explicación de su trayectoria personal”. El resultado final es un auténtico collage de fragmentos, acumulaciones, contrastes y texturas, formas superpuestas y rugosas, capas sobre otras capas, que le sirven para dar cuenta del sentido del tránsito o del viaje.
Si bien una parte de su obra ha sido exhibida en exposiciones celebradas en la Fundación César Manrique (Lanzarote, 1998), en el IVAM (Valencia, 2004) y en TEA (Tenerife, 2012), ésta que presenta en La Regenta amplia sus registros e incluye piezas inéditas.
Arte rehumanizado
Stipo Pranyko pertenece a la nómina de la cultura desplazada yugoslava tras la Segunda Guerra Mundial. Esta circunstancia marca de forma decisiva su trayectoria, esencialmente errante y apátrida, al igual que su obra, construida sobre un imaginario muy personal, absolutamente al margen de los circuitos comerciales del arte contemporáneo; arraigada, en fin, a su propio nomadismo.
En Italia, Alemania y Francia fijó sucesivas residencias, y en 1989 se instaló en Lanzarote, “desarrollando una intensa aunque solitaria actividad artística al servicio de una obra desnuda y esencialista, formalmente vinculada al denominado arte pobre”, en donde, en palabras de Isidro Hernández, “el uso de materiales cotidianos y precarios, innobles, al alcance de la mano o de uso corriente, ha propiciado la construcción de un arte rehumanizado, próximo al devenir de la vida íntima”.