Solano es una artista versátil cuya obra se caracteriza por la coherencia formal que con los años ha madurado en un lenguaje artístico que combina un vocabulario abstracto depurado con un tipo de orden simbólico que frecuentemente alude a su propia biografía.
Su práctica destaca por una capacidad de síntesis a través de la cual, partiendo de hechos singulares, logra abordar temas tan universales como la memoria, la naturaleza, la vida o la muerte.
Lo íntimo y delicado de su obra, sin embargo, contrasta marcadamente con la rigurosidad de su lenguaje abstracto y con el uso que hace de materiales industriales como el hierro o el aluminio. Ese aparente hermetismo desaparece a medida que el espectador se familiariza con la manera que Solano tiene de trabajar los materiales y descubre así gestos, marcas y pequeñas imperfecciones que responden una forma de hacer eminentemente manual. Es precisamente esta disonancia lo que imbuye a sus piezas de esa dimensión humana y de una proximidad que posibilita conectar la experiencia vital de la artista con el público.
Y es que a Susana Solano no le interesa contar si no más bien establecer diálogos abiertos con el espectador y que sea el encuentro fortuito con la obra lo que dé lugar a esa interacción. La resistencia de la artista a incorporar elementos o fórmulas narrativas hace que solo se pueda intuir convirtiendo al espectador en la pieza clave, y del que se requiere un implicación activa en la experiencia de la pieza.
El espacio ha sido siempre otra de sus inquietudes; pero no solo el espacio interior de la obra o la relación que establece con el espacio que la acoge, sino también ese espacio mental e invisible donde afloran las sensaciones y los recuerdos.
Obra sobre papel (no subordinada)
La obra sobre papel ha tenido siempre una gran importancia en la trayectoria de Susana Solano, pero no como medio subordinado a la escultura –hay que recordar que los bocetos de sus obras los suele hacer directamente sobre materia–, sino como un medio independiente con su propia lógica interna. Comparte con la escultura, así como con la fotografía y el vídeo, su interés en torno al espacio, la memoria y el cuerpo —composiciones abstractas que generalmente incluyen motivos geométricos y/o formas blandas que nos sugieren estados incipientes. En la selección de collages que se muestra en Palma se ve como alguna de las formas dialoga directamente con los contornos suaves de las esculturas y como otras, en su robustez, hacen pensar en la contundencia volumétrica de sus esculturas de épocas anteriores.