Desde la azotea del bar de sus padres, Sánchez contemplaba a diario la fachada del cine donde estaban los carteles de las películas que, debido a su edad, no podía ver. Esta circunstancia, sumada al misticismo del séptimo arte, provoca que su imaginación le arrastre en un viaje de ida y sin retorno hacia el vestíbulo del cine. Una vez dentro, rodeado de todo el arte y parafernalia cinéfila, es capaz de escuchar el murmullo de aquellas películas «prohibidas», lo que provoca que pasen ante sus ojos, día tras día, cientos de carteles y lobby cards. Y es justo allí cuando descubre su fascinación por el cine fantástico, el terror y la ciencia-ficción. Una pasión que ahora comparte con el público en The lobby boy.
Miguel Ángel Sánchez es el rostro que se esconde tras la máscara de Saturno. Nacido en 1979 en Malgrat de Mar, un pequeño pueblo a un centenar de kilómetros de Barcelona, se introduce en el mundo del grafiti de forma totalmente autodidacta e influenciado por la televisión y un puñado de fanzines autoeditados.
Su particular estilo evoluciona a toda velocidad desde 1995. Su habilidad en el manejo de la pintura es una de sus marcas de estilo, algo perfectamente reconocible en toda su obra. Además del grafiti, destaca su técnica en otros campos y superficies como la escultura, la ilustración digital y el diseño gráfico. Su último desafío ha sido aplicar toda su experiencia y conocimiento a la pintura tradicional.