Interpretado por la mezzosoprano Christianne Stotijn y el pianista Josep Breinl, con conferencia introductoria del crítico musical Luis Gago, el viernes se tocarán en el concierto Viena, un siglo después las siguientes obras: Sechs Lieder nach Gedichten von Maurice Maeterlinck Op. 13 de Alexander von Zemlinsky (1871-1942); Kindertotenlieder y Rückert-Lieder de Gustav Mahler (1860-1911), y la Sonata para piano Op. 1 de Alban Berg (1885-1935), Sonata para piano Op. 1.
En su acepción más común, el lied se asocia con una canción cantada por una única voz que encarna la expresión musical de la poesía en lengua alemana y que está concebida para ser interpretada en espacios íntimos.
Sin embargo, durante los siglos XVIII y XIX convivieron diferentes tradiciones. Bajo un mismo nombre, los contemporáneos englobaban obras bien distintas, desde canciones a solo y dúos, hasta cuartetos vocales y coros con piano, desde la canción folclórica hasta la melodía estrófica, desde el aria hasta el romance.
Música y poesía
Todos eran entonces vistos como distintos tipos de lieder, si bien la historia acabaría consagrando uno como el modelo ideal que aúna música y poesía en una simbiosis perfecta.
A comienzos del siglo XIX, la canción con piano inspirada en el folclore se transformó en el ámbito germánico en un género poético-musical de enorme potencial expresivo. Esta transformación, que dio origen al lied, fue posibilitada por el renacimiento lírico de una poesía basada en la expresión individual, de voz heroica y vulnerable, solitaria al tiempo que universal, sometida a los caprichos de la naturaleza y del amor.
Que el lied sería un género esencialmente del siglo XIX empezaría a quedar claro con la nueva centuria.
Cambio a la sala de conciertos
El siglo XX supuso no solo la incorporación de nuevos lenguajes compositivos, sino también un cierto declive provocado por el cambio de la función social de la música y las prácticas de consumo musical. Esto motivó que el lied saliera del salón doméstico para integrarse en la sala de conciertos, dejando de ser una música íntima para convertirse en un género de concepción sinfónica.
En este proceso, Gustav Mahler desempeñó un papel crucial y no es casual que los Rückert-Lieder y los Kindertotenlieder (ambas obras en este concierto), creados en los albores del nuevo siglo, fueran originalmente escritos con acompañamiento orquestal.
Bajo la estela mahleriana, con el lenguaje del último romanticismo y la tonalidad al borde de su desintegración, Richard Strauss (Krämerspiegel, que se escuchó en el concierto anterior, el viernes 5 de abril) y Alexander von Zemlinsky representan quizá los últimos ejemplos de la tradición esencialista del lied de origen romántico que acabaría desapareciendo después de la Primera Guerra Mundial.
Los intérpretes
Christianne Stotijn, mezzosoprano holandesa, estudió en Alemania, Inglaterra y Holanda. Ha trabajado con distintas orquestas y directores de renombre. Es también una apasionada intérprete del lied y los pianistas Joseph Breinl y Julius Drake la acompañan desde hace años .
Joseph Breinl inició sus estudios en Múnich, su ciudad natal, y los continuó en Holanda. Ha sido pianista acompañante y profesor de canto en la Musikhochschule München. Desde 2010 es profesor de interpretación de canto en la Kunstuniversität de Graz.