La muestra es el resultado del trabajo de los equipos de ambas instituciones y tiene la pretensión de proponer una historia reciente del arte hecho en España –o una historia del arte reciente– durante la segunda mitad del siglo pasado y las dos primeras décadas del siglo XXI. Una historia que ni siquiera considera, por obvio, que deba insistir en sus limitaciones. Pero aspira a estar contada con rigor y libertad y en los espacios reales de dos museos a partir de dos colecciones distintas, con sus particularidades y carácter propio.
Para ello, el equipo curatorial ha trabajado con las obras de la Colección DKV, variadas en formas y prácticas y pertenecientes a artistas que generacionalmente pertenecen al siglo XXI, y con las de la Fundación Juan March: éstas, que se encuentran en “rotación lenta” (según la expresión de Fernando Zóbel) en los dos museos de la institución en Cuenca y Palma, son básicamente pinturas y esculturas de las generaciones de artistas activos en nuestro país desde los años sesenta del siglo XX y hasta su final.
El proyecto no trata simplemente de yuxtaponer obras de varias generaciones sino de afinar visualmente con ellas, lejos de concomitancias y parecidos, algunas de las historias posibles del arte reciente en España, con su cercanía, sus conexiones, continuidades, novedades y rupturas, citas serias o irónicas y disparidades históricas y temáticas.
La exposición muestra también la evolución que se ha producido en los últimos setenta años desde la pintura y la escultura hasta las prácticas conceptuales, la instalación, la desmaterialización de la obra de arte, la presencia de lo multidisciplinar y el advenimiento y la entrada en el museo de lo audiovisual y lo digital. Y la vuelta de la pintura y la escultura.
Una historia del arte reciente (1960-2020) ocupa todos los espacios de las Casas Colgadas en las que Fernando Zóbel fundó en 1966 el Museo de Arte Abstracto Español con su colección personal de pintura y escultura de los años 60 y 70 del siglo pasado. Unas ochenta obras del museo conviven con cerca de un centenar de obras –pintura, escultura, dibujos, fotografías, obras sonoras e instalaciones– seleccionadas entre las más de ochocientas que integra la Colección DKV, iniciada en 2007.
Primero en Cuenca y luego en Palma (entre febrero y mayo de 2022), donde ocupará también todos los espacios del Museu Fundación Juan March, la muestra ensaya un ejercicio narrativo peculiar: se atreve con el ayer mismo y con el hoy, y lo hace con las obras de los artistas y en el mismo lugar en el que se van acumulando los testimonios de la historia y de la historia del arte: en el museo.
Concebida como un proyecto en proceso, cuyo aspecto esencial es el educativo, la exposición se acompaña de una herramienta digital que ofrece una visita virtual [1] con comentarios –en texto y voz– de sus comisarios y de algunos de los artistas participantes, los debates en torno a la selección de obras, el sentido de cada una en la exposición y los hilos narrativos de ésta, así como los recursos didácticos preparados por los equipos de ambas instituciones, que se activarán en el programa educativo del Museo a partir de septiembre.
Artistas
La exposición incluye obras de, entre otros muchos artistas, Salvador Dalí, Eduardo Chillida, Manolo Millares, Joan Miró, Pablo Palazuelo, Jorge Oteiza, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Gustavo Torner, Fernando Zóbel, Irma Álvarez-Laviada, Rosana Antolí, Edu Comelles, Christian García Bello, Julia Huete, Juan López, Guillermo Mora, Juan Sánchez, Clara Sánchez Sala y Teresa Solar.