Estas proyecciones están orientadas con precisión sobre el material escultórico, dando la impresión de que las tecnologías obsoletas tienen una nueva vida. Como él mismo afirma, «estas instalaciones buscan reanimar lo inanimado».
Canogar hace una verdadera labor arqueológica buscando en los cementerios de la electrónica de consumo, entre los montones de desecho en chatarrerías y centros de reciclaje, para encontrar las piezas que compongan su obra, para después organizarlas en baldas individuales, como si fueran restos frágiles de una época pasada.
Memoria e identidad
Las obras del artista madrileño se adentran en temas relacionados con la memoria y la identidad. A lo largo de su vida el usuario desarrolla una relación muy íntima con sus objetos de consumo electrónico, que en muchos casos se convierten en guardianes de sus recuerdos, y herramientas de comunicación con el mundo exterior. El arte de Canogar intenta revelar las memorias, tanto personales como colectivas, que parecen atrapadas en el interior de las tecnologías que conforman la serie, recuerdos de una época en la que tenían vidas completamente funcionales y útiles.
Small Data explora la vida y muerte de estos aparatos, unos dispositivos que guardan una pequeña parte de su dueño, que tira cuando se deshace de ellos. En un evidente juego de palabras con el término ‘Big Data’, que hace referencia a las grandes cantidades de datos que manejan las corporaciones y los gobiernos sobre los hábitos y la vida privada de las personas.
Canogar propone una mirada íntima hacia el aspecto más frágil de la tecnología que domina la sociedad. «A través de mi trabajo intento dar vida a estos materiales que han muerto, mostrar sus secretos, reavivar la memoria colectiva que contienen para construir un retrato de una sociedad y una época», asegura el artista.