La muestra, comisariada por José Lebrero, director artístico del Picasso Málaga, permite poner el acento en la naturaleza repetitiva, esquematizante y artificiosa de su trabajo visual durante más de tres décadas de febril actividad creadora, e incluye los iconos más universales de su mundo: la lata de sopa Campbell’s, los retratos de Marilyn Monroe, Jackie Kennedy y Liz Taylor, pero también cine experimental, como sus Screen Tests, o la legendaria instalación multimedia concebida con la banda de música The Velvet Underground.
La exposición está formada por un total de 348 piezas, entre pinturas, esculturas, dibujos, serigrafías, instalaciones, libros de artista, películas, portadas de discos, pósteres, revistas, objetos y material fotográfico. Proceden de más de 30 prestadores –entre los que destaca el Museo Andy Warhol de Pittsburgh, que alberga la mayor colección de obras de arte y materiales de archivo del creador– y permitirán a los espectadores sumergirse en el mundo de imágenes sofisticadas y universales de Warhol. Como destacó en la presentación de la muestra, José Lebrero, algunas de las obras proceden de colecciones públicas y privadas españolas. Lebrero y Elisa Durán, de la Fundación La Caixa, recordaron que en 1973 Warhol estuvo nueve días en Madrid invitado por la Galería Fernando Vijande.
Warhol. El arte mecánico propone un completo y poliédrico recorrido que permite seguir el desarrollo creativo de este artista, desde sus inicios como incipiente diseñador gráfico comercial en la ciudad de Nueva York, en los años cincuenta, hasta su muerte en 1987, convertido ya en un mito universal. Además subraya varios aspectos de su obra, como por ejemplo la innovadora forma en que aplica la idea de proceso a su polifacética obra seriada, los fuertes vínculos entre biografía personal y producción artística que la atraviesan y, por supuesto, su originalidad y talento para combinar de un modo transversal y cíclico diferentes técnicas, medios y repertorios iconográficos. De esta forma crea representaciones que son al mismo tiempo canónicas, por formar parte de la historia oficial del arte occidental, y simbólicas, por haberse insertado en el imaginario colectivo popular contemporáneo.
Están representadas en la muestra todas las etapas del artista, desde sus primeros dibujos en la década de los cincuenta, pasando por muchas de sus creaciones más conocidas –Before and After (1961), Three Coke Bottles (1962), Brillo Soap Pads Box (1964-1968), Gold Marilyn (1962), Liz (1963), Mao (1973), Cow Wallpaper [Papel pintado con vacas] (1966) y un largo etcétera–, hasta el autorretrato de gran formato de 1986, que da la bienvenida a los visitantes en la entrada a la exposición.
También se ha querido hacer especial énfasis en algunas de sus más célebres instalaciones, como el espacio que acoge las Silver Clouds, realizadas en un material reflectante experimental, fabricado especialmente para el Programa Espacial de la NASA, y que evocan la ligereza de los cielos y la ingravidez del espacio exterior. También se exhibe Exploding Plastic Inevitable, el extravagante espectáculo que incluía actuaciones con The Velvet Underground and Nico y que resultó una auténtica explosión conceptual de sonido y movimiento.
Un espacio de documentación –procedente de la Colección de Paul Maréchal (Canadá)– recoge multitud de colaboraciones de Warhol para portadas de discos, carteles, anuncios, libros o televisión. Por último se presenta una sección de retratos fotográficos del artista realizados por otros creadores como Dennis Hopper, Philippe Halsman, Duane Michals, Robert Mappelthorpe, Steve Schapiro, Stephen Shore, David Gahr, Santi Visalli o Peggy Jarrell Kaplan.
- Tras su paso por Barcelona y Madrid, Warhol. El arte mecánico podrá verse a partir del 31 de mayo en el Museo Picasso Málaga.
Paradójicamente poético
La exposición parte de sus inicios profesionales en el Nueva York de 1949, cuando Andrew Warhola empezaba su carrera como diseñador gráfico para revistas, grandes sellos discográficos y marcas comerciales.
Coleccionista empedernido, Warhol también demostró pronto un marcado interés por el arte contemporáneo. No tardó en abordar como artista el mundo de las galerías, consagrándose como el artista pop por excelencia en torno a 1960-1961. Lo hizo estetizando productos de gran consumo o transformando en iconos del arte contemporáneo a los mitos del cine de la época.
El singular punto de encuentro que representó la Silver Factory se convirtió en un laboratorio cultural experimental, a la vez que sede de un nuevo tipo de empresa cultural. Fue el escenario para desarrollar sus proyectos cinematográficos o sus trabajos multimedia como productor musical.
Tras superar un intento de asesinato en 1968, Warhol cambió de táctica creativa y se convirtió a sí mismo en personaje. Trasladó la sede de sus operaciones comerciales y estéticas a The Office, un espacio más burgués y ordenado logísticamente. Se convirtió en un artista-empresario: dirigió la revista Interview, pintó retratos de famosos y respondió a todo tipo de encargos comerciales, hasta su inesperado fallecimiento.
La muestra focaliza la atención en la innovadora forma en que Warhol recoge y actualiza para su tiempo las invenciones industriales del siglo XIX. Usa todo tipo de técnicas y de máquinas, desde la serigrafía hasta la grabadora de vídeo, dando importancia a la edición como principio esencial en su obra, con patrones productivos que él mismo definía como «propios de una cadena de montaje». Por eso llegó a calificar su obra como de arte mecánico, aparentemente impersonal. Así cortocircuitaba la tentación de otorgarle una carga de espiritualidad intencional que cínicamente no quería que se le atribuyera.
El silencio nihilista de Warhol, en una obra espectacularmente visual como la suya, es de hecho, y paradójicamente, uno de los factores que dan altura poética a su trabajo.