La muestra es, a su vez, un merecido homenaje a Pablo Picasso en el año del 50 aniversario de la inauguración del Museu, el primero monográfico sobre el artista, impulsado y tutelado directamente por él.
Esta propuesta trata, por primera vez, aspectos tan importantes en la producción del artista como son el autorretrato y la autorrepresentación. Desde el punto de vista temporal, la muestra abarca 78 años, desde su infancia (1894) hasta poco antes de su muerte (1972). La familia del artista ha cedido obras para esta ocasión y ha impulsado el proyecto desde sus inicios.
La exposición, patrocinada por ENDESA, reúne obras destacadas de su producción como Autorretrato (Yo), 1901, de The Museum of Modern Art, Nueva York; Autorretrato, 1901-1902, de la National Gallery of Art, Washington; Autorretrato, 1906, de The Metropolitan Museum of Art, Nueva York; Autorretrato, 1907, de la Národní Galerie, Praga; Cabeza de hombre, 1972, de The Hakone Open-Air Museum, Tokio, y Autorretrato, 1972, colección particular, Tokio / Cortesía de Fuji Television Gallery.
[1]El autorretrato le sirvió a Picasso para diferentes objetivos: en unos dejó testimonio de hechos biográficos; en otros proyectó pensamientos, manías o divertimentos y, en casi todos, usó el propio rostro como laboratorio de las más diversas experimentaciones formales. Son obras ejecutadas a partir de diferentes técnicas, sobre todo el óleo, el dibujo y el grabado.
Formas de mirarse
El recorrido expositivo despliega estas diferentes fases y conceptos centrándose especialmente en el autorretrato tradicional pero sin olvidar otras derivaciones más sutiles de este género.
Cronológicamente, el grueso de autorretratos de Picasso se cierra en el año 1907, el mismo en que pinta Les demoiselles d’Avignon. Hasta entonces ya había realizado la mayoría de sus autorretratos, casi todos, de corte clásico.
A partir de este momento la producción decrece y se convierte en un género casi complementario. Este segundo periodo presenta una gran discontinuidad cronológica con notables manifestaciones puntuales. A pesar de esto se producirán también series de especial intensidad, por ejemplo, sobre el año 1917, a finales de la década de los 60 o en el año 1972.
Autorretrato fotográfico
La exposición analiza la importancia del autorretrato fotográfico, básicamente durante el periodo cubista. También hay variantes conceptuales del autorretrato como las autorrepresentaciones crípticas con sombras y perfiles, dobles híbridos a partir de animales –minotauro o personalizados hiperbólicos –arlequín. Temas centrales picassianos como la imagen del artista o «el pintor y la modelo» esconden autoproyecciones del artista, en ocasiones mostrando elementos de su propia fisiología. Cierran la exposición la serie de autorretratos de muerte de 1972, una de las producciones más impactantes de toda la historia del arte.