¿Podría decirse que PhotoEspaña es el festival más importante del mundo de fotografía?
Quizás está mal que yo lo diga, pero no cabe duda que por la calidad, la amplitud y la variedad de la oferta, porque lleva ya 16 ediciones y por el público que atrae, diría que sí, que objetivamente es el festival más importante.
¿Ha sido ésta la edición más complicada que le ha tocado comisariar?
Sin duda, sobre todo por el tema de los recortes en los presupuestos públicos. Ha sido muy complicado y ha supuesto un gran esfuerzo poder mantener tanto el nivel de calidad como la amplitud y diversidad del Festival, pero se ha logrado.
Ha conseguido, además, tener presencia en otros lugares, como Lanzarote…
Sí, se ha extendido a otras ciudades que han dado su apoyo y se han abierto también nuevos espacios en Madrid que hasta ahora no participaban.
Una edición dedicada al cuerpo, que no al retrato ni tampoco a éste desde una perspectiva sólo erótica. ¿Por qué?
El cuerpo como erotismo pero también el cuerpo como cultura, como política, como sociedad… Es toda una reflexión sobre las distintas y muy complejas maneras en las que los artistas han usado el cuerpo como un medio para expresar sus mensajes.
¿Es un momento para pensar en la esencia de nosotros mismos?
Creo que sí. El cuerpo se identifica con la parte orgánica, material, pero también es espíritu, un constructor de mensajes y un medio de participación social. Pienso que no hay que verlo sólo como materialidad sino más allá. Ese es uno de los propósitos del Festival: tratar de explorar las distintas dimensiones en las que el cuerpo ha sido usado en el arte.
Durante la presentación ha destacado tres nombres de artistas de Europa del Este, ¿por qué son especiales?
Son especiales porque, por primera vez, inclinan el festival hacia la Europa del Este y se incluye a un artista clásico como František Drtikol, pero se presentan dos grandes artistas que, debido a que proceden de países que estuvieron bajo el comunismo, no son conocidos en la dimensión que merecen. Son Zbigniew Dlubak, polaco, que estará en la Sala Juana Mordó del Círculo de Bellas Artes, y a Violeta Bubelyte, lituana, que estará en el Museo del Romanticismo.
Unir a artistas consagrados con otros menos conocidos y artistas más clásicos con otros más experimentales es una de las características de PhotoEspaña…
Sí, incluso con la fotografía llamada amateur o no considerada artística de acuerdo con los cánones establecidos. En este último sentido hay un ejemplo muy vivo en la muestra de la colección de Rafael Doctor, que se presentará en la Fundación Lázaro Galdiano, y donde mostrará una taxonomía del tema del cuerpo en todo tipo de fotografías: forense, médica, de identificación celebratoria…
Las nuevas tecnologías están tomando cada vez más presencia dentro de la fotografía amateur, ¿no hay ninguna dedicada, por ejemplo, a la fotografía realizada con el teléfono móvil?
No hay ninguna este año dedicada especialmente a las nuevas tecnologías y eso es algo que lamento mucho puesto que es uno de los puntos que introduje en el festival y que ha estado en ediciones pasadas. Sin embargo, este año no ha sido posible. No se ha podido hacer todo en una situación tan difícil y realmente lo lamento. No obstante, sí hay la presencia de medios contemporáneos en las obras de artistas que son presentados en las exposiciones.
¿Cómo han sido estos años como comisario?
Ha sido una experiencia muy fecunda para mí. He aprendido mucho: sobre fotografía, sobre España, he quedado muy satisfecho con la respuesta del público, de la crítica, de la prensa… y realmente podría resumirlo diciendo que ha sido una experiencia muy enriquecedora.
¿Cómo describiría PhotoEspaña a alguien que no lo conoce?
Enfatizaría su carácter de festival. Es una fiesta de la fotografía que se expresa en una oferta de actividades de muy distinto tipo: desde grandes exposiciones de museo hasta eventos populares participativos o actividades educativas. Es una verdadera fiesta para el público.