La pintura religiosa, la mitología, la escena costumbrista, el retrato y la naturaleza muerta son los géneros que se acercan por primera vez en el Prado a personas ciegas o con resto de visión a través de la reproducción en relieve de obras como Noli me tangere, de Correggio; La fragua de Vulcano, de Velázquez; El quitasol, de Goya, La Gioconda, del Taller de Leonardo da Vinci; El caballero de la mano en el pecho, de El Greco; y Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio, de Van der Hamen, estas tres últimas reproducidas a tamaño real.
Desarrollado con la colaboración de profesionales con discapacidad visual, este proyecto cuenta con material adicional como paneles y cartelas en braille, audioguías de apoyo que proporcionan las indicaciones necesarias para hacer el recorrido táctil de las piezas expuestas y gafas opacas, que impiden la visión, para facilitar esta experiencia sensorial a todo tipo de público.
La reproducción en relieve de estas obras, desarrollada a partir de fotografías en alta resolución a las que se confieren texturas y volúmenes de hasta seis milímetros, se ha realizado con la técnica Didú de los Estudios Durero.