Las salas de la segunda planta del edificio Villanueva cuentan con una nueva distribución de las obras expuestas que permite a los visitantes apreciarlas con mejor perspectiva. «La apuesta que hemos hecho es enfrentar los cartones de Goya con diferentes obras de otros pintores coetáneos del artista aragonés», ha explicado Manuela Mena, jefa de Conservación del siglo XVIII y Goya del Prado.
Las obras de Goya, que en el transcurso de la reforma han formado parte de una exposición temporal en las propias salas del Museo titulada Goya en Madrid, se exhiben también junto a esculturas y mobiliario que ilustran determinados temas o ponen de relevancia aspectos de la belleza y perfección alcanzada durante este período en todas sus manifestaciones.
Según Miguel Zugaza, director del Prado, «otra de las novedades a destacar es la incorporación de Mengs al discurso de la pintura cortesana española del XVIII, así como la incorporación de algunas adquisiciones recientes».
La reforma de las salas ha incluido la incorporación de la iluminación led gracias al programa Iluminando el Prado/Lighting the Prado, que financia la Fundación Iberdrola.
Esfuerzo creativo y técnico
La nueva distribución permite ver que «más allá de ser puramente composiciones preparatorias para los tapices de los Sitios Reales, los cartones fueron para Goya un esfuerzo creativo y técnico», destaca Zugaza. Para ello se podrán contemplar desde una distancia mayor, desvelando la maestría del pintor aragonés en la consecución del espacio y su capacidad de variación continua en el juego compositivo, siempre distinto y atractivo, de sus figuras.
El recorrido expositivo favorece también la posibilidad de observar cómo el artista se inspiró en «las pinturas de Velázquez, así como en las esculturas de la Antigüedad clásica y en modelos que estudió en Italia», añade Mena.
El visitante va a poder contemplar tres de las obras más especiales del pintor, La cometa, Juego de pelota a pala y La era. Esta última se expone al público tras su restauración, en colaboración con la Fundación Iberdrola, con un nuevo marco de madera tallada y dorada.
Cartones atractivos para el público como Riña de gatos, pero también Perros en traílla y Caza con reclamo, ocuparán el pasillo que comunica las salas laterales manteniendo así la continuidad del discurso expositivo, ya que esta distribución integra la obra de Goya con la de sus contemporáneos permitiendo una valoración más acertada de sus creaciones.
Lección de pintura
Almudena Sánchez ha sido la restauradora del Museo del Prado encargada de llevar a cabo la restauración de La era, una pintura que no pudo ser incluida en la exposición Goya en Madrid debido a sus dimensiones. El trabajo ha consistido principalmente en la eliminación de los barnices de resina natural que cubrían la superficie del lienzo, que debido a su oxidación habían debajo la tonalidad de la obra apagada y oscura.
«La limpieza del cuadro ha permitido recuperar el cielo azul intenso, brillante y transparente característico de los cartones de Goya. Al descubierto queda ahora la luz del verano con las nubes claras y algodonosas, al tiempo que son visibles en el extremo derecho del cuadro las nubes grises o los rostros enrojecidos de los hombres que caen exhaustos por la risa», ha explicado Sánchez.
La limpieza ha puesto de manifiesto la gran variedad de recursos técnicos que caracterizan el lenguaje pictórico de Goya. «Se aprecian así los distintos tipos de pincelada, amplia y enérgica en el cielo, mientras que para pintar el trigo arrastra un pincel más fino pero cargado de materia, que va descargándola en el recorrido de la pincelada consiguiendo el relieve de las espigas».
La restauración de esta obra maestra permite apreciar también el uso que hace el artista de la preparación roja, presente en la superficie como tono medio, lo que desvela «la técnica pictórica sutil y compleja que Goya había alcanzado en esta fase de su carrera, impartiendo en este cuadro una auténtica lección de pintura».