Esta intervención, realizada por Almudena Sánchez, ha permitido recuperar los valores originales de la obra y ha revelado elementos de la composición ocultos bajo la opacidad del barniz, como la luz clara que rodea la cabeza del joven David o el cuerpo en escorzo de Goliat. En palabras de Sánchez, “esta restauración nos muestra un nuevo Caravaggio, aportándonos una imagen de la pintura hasta ahora desconocida, la auténtica imagen de esta gran obra maestra que, después de tanto tiempo en la sombra, recupera la luz con la que fue concebida”.
El principal objetivo ha sido devolver a la obra la imagen original concebida por el maestro del claroscuro, Michelangelo Merisi “il Caravaggio” [1] [Milán (bapt.), 1571 – Porto Ercole, Grosseto, 1610], que con el paso del tiempo se había ido perdiendo bajo el efecto de las capas de suciedad y los barnices oxidados.
La opacidad de estos viejos barnices suprimía el espacio y la profundidad en la composición, haciendo muy difícil percibir las dimensiones del lugar en el que se encuentran David y Goliat, ya que en el conjunto de la escena únicamente se podían distinguir en ambas figuras las zonas fuertemente iluminadas por el foco de luz dirigida.
A esto también habían contribuido las limpiezas selectivas del pasado, que habían incidido fundamentalmente en los primeros planos y en las zonas más intensamente iluminadas de ambas figuras, ignorando el fondo de la composición y los espacios en sombra. Esto fue convirtiendo el claroscuro original de Caravaggio en un violento contraste entre las luces y las sombras quedando la figura de David recortada sobre un fondo negro y plano. Así, la composición quedaba reducida a un solo plano.
Proceso creativo
La tonalidad amarillenta del viejo barniz transformaba el cromatismo original aportando a los tonos claros y luminosos de las carnaciones y las vestiduras una gama cálida que alteraba totalmente a la idea del artista. A su vez, la pérdida de transparencia del barniz desdibujaba los volúmenes y eliminaba los elementos situados en el fondo o en la penumbra. En estas condiciones tan solo se podía apreciar la escena representada por Caravaggio de forma parcial.
Los estudios técnicos de reflectografía infrarroja y radiografía han permitido conocer el estado de conservación de la pintura y el proceso creativo del artista. Gracias a su excelente estado de conservación se pueden apreciar las veladuras y los medios tonos, capas sutiles y frágiles que encierran una gran información sobre la técnica del artista.
En cuanto al proceso creativo, se advierten cambios notables en la composición como el asombroso rostro de Goliat aun vivo con una expresión dramática, con los ojos desorbitados y la boca abierta en un gesto de espanto. Uno de los elementos más impactantes fue el cuerpo en escorzo de Goliat, concretamente sus nalgas en la zona de la derecha del cuadro, continuando con su pierna, que aparece levantada por detrás de David hacia la parte superior del cuadro, una imagen que muestra el cuerpo derrotado de Goliat tras ser alcanzado por la honda del joven pastor. Igualmente se recupera el espacio que rodea la cabeza de Goliat y su pecho apoyado en el suelo, así como el brazo que pasa por detrás de la pierna de David saliendo hacia delante con el puño de su mano.
Planos recuperados
Otro elemento totalmente insospechado y que ha aparecido con la limpieza ha sido la luz clara que rodea la cabeza del joven, una luz que queda cortada en diagonal por una sombra oscura que da la dimensión del espacio del fondo. También la limpieza ha dado como resultado la recuperación de los sucesivos planos de la composición y del aire que circula alrededor de la figura de David, antes inexistentes. Además puede apreciarse la complejidad de la composición por el pequeñísimo espacio en el que Caravaggio ha colocado a los dos personajes, en un espacio rectangular como si de una caja profunda se tratase.
Gracias al estudio radiográfico se ha podido advertir la existencia de dos daños muy concretos que debieron producirse de forma accidental. El de mayor importancia se encuentra en la manga de la camisa de David y el otro en su rodilla continuando por el hombro de Goliat. Ambos presentaban restauraciones muy antiguas que invadían la pintura original, recuperada en la actual restauración con la eliminación de los repintes. Las faltas de color de estas dos zonas se integraron en la superficie pictórica mediante el proceso de reintegración cromática.