Fortuny fue un artista especialmente apreciado por el público y los coleccionistas estadounidenses del siglo XIX, tal y como lo revela la procedencia de esta obra. Prueba de la gran admiración que provocaban las obras del artista fue el lugar destacado que ocupó Playa de Portici en el Pabellón de Estados Unidos ‘Colección de obras maestras extranjeras prestadas por coleccionistas estadounidenses’ en la Exposición Universal de Chicago de 1893, considerada una de las más importantes del siglo XIX.
Estas obras se seleccionaron para exhibir ante el numeroso público de la exposición (más de 27 millones de personas la visitaron durante los seis meses que duró) la riqueza y amplitud de la pintura propiedad de coleccionistas y museos estadounidenses –y, de forma implícita, las proezas de la economía estadounidense–, así como su gusto artístico.
Playa de Portici se expondrá en el Meadows Museum a partir del 19 de enero de 2018. Entre el 24 de junio y el 23 de septiembre será objeto de una exposición titulada En la playa: Mariano Fortuny y Marsal y William Merritt Chase, donde el cuadro de Fortuny será expuesto junto a la pintura de Chase Horas muertas (c. 1894), prestada por el Amon Carter Museum of American Art.
Notable influencia
El artista español tuvo una notable influencia entre importantes artistas estadounidenses, quizá destacando Chase, un entusiasta admirador de su obra. Playa de Portici era propiedad del artista en el momento de su muerte en 1874 y la adquirió el destacado coleccionista neoyorquino Alexander Turney Stewart en 1875; la obra permaneció durante décadas en manos de sus herederos hasta que la ha adquirido el Meadows Museum.
Esta nueva incorporación se suma a la única pintura al óleo del artista que poseía el museo: un estudio de menor tamaño en la que Fortuny pintó una continuación de la playa de Portici. El lienzo cuenta con elementos esenciales del estilo que estaba desarrollando Fortuny, como las figuras en poses dinámicas, el uso de elementos arquitectónicos destacados en el fondo para definir el espacio que rodea a las figuras, una pincelada que anticipa la emergencia del impresionismo y una atención meticulosa al detalle.
“Pintado en Italia, vendido en París tras su muerte y propiedad exclusiva de coleccionistas estadounidenses durante casi 150 años, Playa de Portici personifica el carácter internacional de la breve carrera de Fortuny”, destaca el madrileño Mark Roglán, director Linda P. y William A. Custard del Meadows Museum. “Por estos motivos, además de por su evidente belleza, constituye una adquisición perfecta para el Meadows, ya que cumple con nuestro objetivo de ofrecer lo mejor del arte español al público y resaltar su papel en el desarrollo de la propia cultura y estética estadounidenses”.
Extraordinario ejemplo
Playa de Portici ilustra la evolución de la técnica pictórica de Fortuny con el avance de su carrera y pone de manifiesto la razón por la cual su obra fue tan apreciada y demandada tanto en vida como después de su muerte. Sus paisajes captan la belleza extraordinaria de momentos cotidianos y, en esta obra, –con el contraste entre la atención minuciosa al detalle en ciertos lugares, como los árboles, la playa y las ruinas del fondo, y su pincelada suelta en otras, como el follaje en primer plano– el espectador puede hacerse una idea de cómo podría haber continuado evolucionando su estilo de haber seguido con vida.
El Meadows Museum es la principal institución estadounidense dedicada al estudio y la difusión del arte español. En 1962, el empresario y filántropo de Dallas Algur H. Meadows donó su colección privada de pintura española a la Southern Methodist University, junto con fondos para establecer un museo. Abrió sus puertas en 1965, dando así el primer paso para cumplir lo que Meadows había concebido como “un pequeño Prado para Texas”.
En la actualidad, el Meadows cuenta con una de las colecciones de arte español más extensas y completas fuera de España. La colección abarca desde el siglo X hasta el siglo XXI y cuenta con objetos medievales, escultura renacentista y barroca, y destacadas pinturas del Siglo de Oro, así como de maestros modernos. Desde 2010, el museo colabora con el Museo Nacional del Prado en el marco de un convenio multidimensional que implica el intercambio de becas de estudios, exposiciones, obras de arte y otros recursos.