La pintura corresponde a un tema del que Zurbarán realizó distintas versiones a lo largo de su vida: el paño de Verónica, reliquia en la que, según la tradición cristiana, quedó impreso el rostro de Cristo al usarlo la santa para limpiar a Jesús en una de sus caídas camino del Calvario. En concreto, se han identificado cuatro réplicas pintadas por el propio Zurbarán entre 1630 y 1635. La obra adquirida, fechada en 1631, es una de ellas.
El Museo de Bellas Artes de Valencia, que posee una importante colección de pintura española del siglo XVII, podrá con este lienzo mostrar de una forma más completa esta época de creación barroca centrándose en las primeras décadas del siglo.
Además, el pasado mes de octubre, el Ministerio adquirió también para este Museo el óleo San Martín compartiendo su capa con el mendigo de Juan Ribalta (Madrid, 1596/1597-Valencia, 1628).
La obra, adquirida por 90.000 euros también por medio de la fórmula de oferta de venta directa, fue concebida como pintura principal del altar mayor de la Cartuja de Valldecrist en Altura (Castellón), monasterio que sufrió un gran deterioro y expolio tras su desamortización en el siglo XIX.
San Martín compartiendo su capa con el mendigo representa la escena en la que Martín de Tours, un soldado romano, ofrece la mitad de su capa a un pobre aterido de frío con quien se cruza en su camino. En este caso, esta iconografía, recurrente en la representación de san Martín a lo largo de la historia, fue pintada en honor del rey Martín el Humano, fundador de la Cartuja de Valldecrist en 1385.
El autor del lienzo es uno de los artistas españoles más notables del siglo XVII quien, aunque nacido en Madrid, se trasladó a Valencia siendo niño y aprendió la técnica pictórica en los talleres de su padre, Francisco Ribalta. Inició muy temprano su trayectoria cuando en 1615, con tan sólo dieciocho años, realizó para el Monasterio de San Miguel de los Reyes la tela Los preparativos para la Crucifixión, que hoy se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Su obra también formó parte de las Colecciones Reales y el Prado conserva alguna de ellas. Sin embargo, su temprana muerte truncó su prometedora carrera.
San Martín correspondería a la etapa de madurez del pintor, alrededor de 1620, durante la que desarrolló una notable actividad junto al taller de su padre en los territorios de la antigua diócesis de Segorbe, tanto en la capital como en otras localidades, entre ellas Andilla. Esta pieza supone una obra de gran relevancia para el arte español de esa época y, en concreto, de gran interés para comprender la evolución del arte valenciano del Barroco.
Estas adquisiciones se enmarcan en la línea de trabajo del Ministerio encaminada a enriquecer y completar el patrimonio cultural español. En los últimos meses ha adquirido bienes para las colecciones públicas estatales, con destino a distintas instituciones museísticas repartidas por España, como la escultura Éxtasis de la Magdalena de Luisa Roldán, para el Museo Nacional de Escultura, en Valladolid; o La procesión de gigantes en Bruselas el 31 de mayo de 1615 [1], del pintor bruselense David Noveliers, para el Museo Prado. El pasado año, Cultura duplicó la inversión en compra de bienes culturales para las colecciones públicas, hasta alcanzar los 14 millones de euros y las 200 adquisiciones.