Esta inversión se enmarca en el reciente Plan Cultura 2020, en el que se establecen las medidas de política cultural que se pondrán en marcha en los próximos cuatro años.
Benzo ha explicado que la inversión será plurianual y “se destinará a la musealización de la cueva de las estalactitas, para permitir la visita de público; a la renovación de la exposición permanente; a la recreación del ‘Paisaje de Altamira’, así como a la renovación de la iluminación de la Neocueva, la mejora de la señalética exterior e interior del museo y la renovación de la climatización en todos los edificios del recinto”.
El secretario ha señalado que “se trata de hacer un proyecto museístico atractivo”. Los resultados de las cifras de visitantes al Museo, que en 2016 alcanzaron 285.990 personas, con una tendencia al alza, “demuestran que estamos en el buen camino –ha dicho Benzo–. Por ello tenemos que avanzar y hacer que el conjunto museístico atraiga cada vez a más visitantes”.
Plan de Conservación
En relación al Plan de Conservación Preventiva de la cueva de Altamira, puesto en marcha en 2014, su coordinador, José María Ballester, ha informado de que “el diagnóstico sobre su estado de conservación no ha variado” respecto a las anteriores reuniones del Patronato. Y ha puesto el acento en la complejidad de la conservación de las cuevas prehistóricas.
Es por ello que la Comisión de Seguimiento priorizará proyectos que permitan profundizar en el conocimiento del efecto del agua, “necesaria en la conservación de las pinturas y, al mismo tiempo, causante del arrastre de las mismas”, recuerda Ballester. También se impulsará la investigación exhaustiva del biodeterioro y la topografía del techo de los Polícromos, al existir microcuencas entre la superficie exterior y la cueva. El objetivo es analizar las medidas que pudieran frenar o ralentizar estos procesos de alteración de la cavidad, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
Visitas experimentales
Ballester también ha informado que, en el ámbito de los estudios que mejoran el conocimiento sobre el efecto de la presencia humana en la cueva, se podrá modular el acceso de las visitas experimentales, partiendo en dos el acceso actual de cinco personas a la semana, con grupos de dos y tres personas, respectivamente, una vez a la semana. “Con ello se mantendría el número de visitas experimentales”.
Otro aspecto que tendrá en cuenta la Comisión de Seguimiento será el estudio de la estacionalidad de las alteraciones que registra la cueva entre los meses de febrero y junio. “Se analizará vincular ese estudio al acceso de visitas experimentales”, ha dicho.
En total, en el marco de las visitas experimentales, 225 personas han visitado la cueva original en 2016. El sistema de acceso, que se produce a través del sistema de selección aleatoria entre los visitantes del Museo que lo hayan solicitado los viernes de cada mes, se mantendrá.