La colección abarca los siglos XVI, XVII y XVIII y llega hasta inicios del XIX, un periodo de más de 300 años. El Museu ha llevado a cabo una revisión en profundidad de la colección y saca a la luz las últimas investigaciones. Se presentan obras inéditas, un grupo importante de piezas recientemente restauradas, nuevos depósitos y se desvelan algunas nuevas atribuciones.
Además, la presentación también permite dar visibilidad al Legado Cambó y a la Colección Thyssen-Bornemisza. La integración de ambas colecciones permite poner en valor todo el conjunto, se refuerzan los lazos y el diálogo entre las obras y se favorece la posibilidad de contextualizarlas. De esta manera el visitante podrá redescubrir dos colecciones muy valiosas que ganan visibilidad sin perder su unidad.
A diferencia de lo que podemos encontrar en otras instituciones, la colección de renacimiento y barroco del Museu Nacional no procede de patrimonio real ni ha sido planificada de forma sistemática. Se configura a finales del siglo XIX y principios del XX gracias a la acción de la Junta de Museus y la Reial Acadèmia de Bones Lletres de Barcelona y a las adquisiciones y donaciones de coleccionistas privados.
Esfuerzos y sensibilidades
Es el resultado de todos esos esfuerzos y sensibilidades, que permitieron reunir un fondo de arte de enorme interés y carácter. No responde al canon marcado por la historiografía clásica ni puede ser sometido a una ordenación tradicional. Es el reflejo de las circunstancias históricas, sociales y culturales y por este motivo es la propia colección la que genera el discurso.
Las obras están organizadas siguiendo un criterio temático, relacionado con los grandes motivos que despertaron el interés de los artistas de la época y que llegaron a transformarse en géneros autónomos: el paisaje, el retrato –inicialmente vinculado a la aparición de la figura del donante en un contexto religioso–, la naturaleza muerta –convertida desde finales del siglo XVI en escenario de experimentación visual–, o la iconografía religiosa –que adoptó fórmulas más humanistas y más vinculadas a la experiencia de la vivencia mística.
Al mismo tiempo, esta ordenación temática encuentra su contrapunto en tres relatos que configuran una narrativa más anclada en criterios cronológicos: el Renacimiento en Cataluña (siglo XVI), con obras, entre otros, de Damià Forment o Ayne Bru; el Siglo de Oro español (siglo XVII), representado por Velázquez, Ribera, Ribalta o Francisco de Zurbarán; y el barroco catalán (siglos XVII y XVIII) con artistas como Antoni Viladomat o Francesc Pla “el Vigatà”.
La nueva instalación se completa con una sala dedicada a obra gráfica, que expone una selección de dibujos, grabados y fotografías. Este espacio permanente permite dar visibilidad a una parte del rico patrimonio de obra sobre papel que conserva el Gabinete de Dibujos y Grabados del Museu, funciona como una reserva visitable y permite la interacción con las obras. La lectura del periodo se complementa con una selección del fondo de reserva de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres y, próximamente, con una selección de piezas del Gabinet Numismàtic de Catalunya.
La visita
El nuevo discurso plantea una narración abierta y muy permeable concebida para dinamizar la experiencia de la visita. Con este objetivo se han elaborado una serie de recursos destinados a permitir diferentes vías de acceso a la colección: cartelas comentadas, textos de ámbito y cápsulas explicativas que permiten realizar diferentes capas de lectura complementarias entre sí. Los diferentes elementos se encuentran en tres o cuatro idiomas y se han aplicado los criterios más recientes en materia de accesibilidad para priorizar su legibilidad. Estos elementos gráficos en las salas se complementan con un gran número de recursos en la web y con una audioguía con 25 obras comentadas en ocho idiomas, en un soporte tableta multimedia.