Las Furias. De Tiziano a Ribera [1], patrocinada por la Fundación Amigos del Museo del Prado, profundiza en la interpretación de la Antigüedad en el Renacimiento y el Barroco y analiza la circulación e intercambio de artistas, obras e ideas estéticas entre distintas partes de Europa durante los siglos XVI y XVII e invita a reflexionar sobre por qué ciertas formas adquieren un significado que se transmite de generación en generación.
La exposición incluye 28 obras, entre las que destacan un dibujo de Miguel Ángel procedente de la Royal Collection de Londres, y pinturas de Rubens, Rombouts, Glotzius, Assereto, Rosa o Langetti. El Museo del Prado aporta sus ejemplares de Tiziano y Ribera y el Ticio encadenado de Gregorio Martínez, adquirido en 2011. Todas estas obras ilustran el porqué del éxito de las Furias durante 120 años, cuando los gobernantes las eligieron como alegoría política y los pintores como un vehículo privilegiado para representar la dificultad máxima en el arte, tanto en su vertiente formal (eran enormes figuras desnudas en escorzos inverosímiles) como expresiva, como epítome de la representación del dolor.
La Eucaristía de Rubens
Con la exposición Rubens. El triunfo de la Eucaristía [2], el Museo del Prado, en colaboración con el J. Paul Getty Museum y el apoyo de la Fundación Iberdrola, como Protector del Programa de Restauración del Museo, vuelve a poner de relevancia la trascendencia de un laborioso trabajo de restauración, aprovechando la ocasión para mostrar los resultados del mismo creando un contexto idóneo para su presentación.
Presidida por un retrato de la infanta Isabel Clara Eugenia, artífice del encargo a Rubens, la muestra está compuesta por las seis tablas que conserva el Prado de la serie, recién restauradas, y cuatro de los tapices que sirvieron de modelo para la creación de la misma, procedentes del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid.
La exposición se complementa con material gráfico y textos que explican la importancia de este proyecto y el complejo proceso de restauración al que han sido sometidas las obras de Rubens. Mediante estas intervenciones se ha recuperado la frescura y belleza de las composiciones, y se ha asegurado su correcta conservación en el futuro.
El Greco, la naturaleza y obras invitadas
La biblioteca del Greco [3], organizada por el Museo del Prado, la Biblioteca Nacional de España y Fundación El Greco 2014, es una muestra que pretende reconstruir las raíces teóricas y literarias del arte del Greco a través de 39 libros (cuatro de los cuales fueron de su propiedad), y que se han podido identificar gracias a los dos inventarios realizados por su hijo Jorge Manuel en 1614 y 1621.
Junto a ellos, tres manuscritos, los originales de los inventarios y una carta del Greco al cardenal Alessandro Farnese; nueve estampas, fundamentalmente obras de Cornelis Cort y de Alberto Durero, que fueron referencias ineludibles para el pintor; y cinco pinturas que muestran las variadas relaciones que pueden establecerse entre los cuadros y los libros del cretense, como El soplón o La Anunciación. Un total de 56 obras que aproximan al visitante a lo que el Greco leyó y escribió, a sus conocimientos y a sus reflexiones como vehículo para comprender las ideas sobre el arte de la pintura que subyacen en su obra.
La muestra Historias naturales. Un proyecto de Miguel Ángel Blanco [4] plantea 22 intervenciones en las salas del museo que consisten en la instalación de alrededor de 150 piezas de historia natural (minerales, meteoritos, animales naturalizados y en etanol, fósiles, esqueletos, e insectos) junto a 25 obras de la colección del museo, que entrañan una estrecha relación con las mismas, pero también con el propio edificio y con el entorno urbano del Paseo del Prado.
La Virgen con el Niño y ángeles [5] (1452), procedente del Real Museo de Bellas Artes de Amberes, complementa la adquisición de la Oración en el huerto con el donante Luis I de Orleans, posible obra de Colart de Laon enriqueciendo las colecciones de pintura francesa del Museo del Prado.
Ribera, Fortuny y nuevas adquisiciones
El centro expone además por primera vez la copia del San Andrés [6] de Ribera que Mariano Fortuny realizó en 1867. Se trata de una obra adquirida el pasado mes de febrero que enriquece en el Prado la colección del artista catalán en su faceta de intérprete de la pintura de los grandes maestros y en su vinculación con un pintor que influyó sobre el realismo europeo. Para contextualizar la obra, esta se exhibe junto al original de Ribera, que sirvió de modelo a Fortuny y que el artista copió directamente en las salas del propio museo, y junto a Viejo desnudo al sol, fruto de su aprendizaje y obra principal de la serie de estudios al natural realizados entre 1870 y 1872 en Granada.
También se exhibe un conjunto de ocho obras [7] de distintas épocas y escuelas que han entrado a formar parte de sus colecciones. Entre ellas destacan la Oración en el huerto, una magnífica tela de calidad sobresaliente del pintor lombardo Giulio Cesare Procaccini; una tabla del mismo tema, la Oración en el huerto de Luis Morales, una composición que incluye uno de los paisajes más elaborados y cuidados del maestro extremeño; y Aparición de Cristo crucificado a santa Teresa de Jesús y Aparición de Cristo resucitado a santa Teresa de Jesús, o Matrimonio místico de Santa Teresa, obras de juventud de Alonso Cano, un periodo sin representación en el museo puesto que todas sus obras en la institución eran, hasta ahora, posteriores a 1638, año en que el artista abandonó Sevilla para establecerse en Madrid.
Egusquiza y una nueva sala
La Sala Várez Fisa [8], coronada por el artesonado procedente de la iglesia de Santa Marina de Valencia de Don Juan (León), pieza integrante de la donación ricamente decorada, acoge las obras donadas por la familia Várez Fisa junto a otras cuatro procedentes también de esta colección que la misma familia ha accedido depositar a largo plazo en el museo. Esta sala se ubica dentro del nuevo emplazamiento de las colecciones de pintura española del Románico al Renacimiento.
Con motivo de la celebración del segundo centenario del nacimiento del compositor alemán Richard Wagner (1813-1883), el Museo del Prado reúne en El Mal se desvanece. Egusquiza y el ‘Parsifal’ de Wagner [9] un conjunto de 14 obras prácticamente desconocidas que realizó el pintor cántabro Egusquiza, apasionado admirador de Wagner, inspirándose en la última ópera del músico de Leipzig, Parsifal.