La exposición premiada muestra por primera vez cincuenta originales inéditos de época en blanco y negro, positivados por el propio autor y realizados entre 1960-1975, momento en el que Nuño trabaja la fotografía a partir de encargos comerciales de una forma libre, intuitiva e incluso poética: «El menester de reflejar la realidad –o la irrealidad– del mundo con una cámara fotográfica tiene mucho que ver con la poesía», decía.
El jurado del premio, formado por el crítico Javier Díaz Guardiola; la directora de la Fundación ENAIRE, Beatriz Montero de Espinosa, y la coleccionista Estefanía Meana, ha valorado el «interesante trabajo investigativo de recuperación de una figura desconocida para el gran público que avala la trayectoria ascendente de la galería que lo promueve y que culminará con una publicación que complementa a la muestra».
Figura olvidada
Continuando con su línea de trabajo de recuperación del legado de los fotógrafos españoles y latinoamericanos de mediados del siglo XX, la Galería presenta ahora la original y casi olvidada producción de Fernando Nuño (Madrid, 1938-Málaga, 1996), autor de la icónica imagen de la inauguración del Museo de Arte Abstracto de Cuenca en 1966.
En esta exposición se muestra toda su producción “abstracta” de los años 60 y 70. Frente al documentalismo e hiperrealismo de los años 70, el trabajo de Nuño fue calificado de imaginista, en el sentido de que partiendo de la realidad misma que se disponía ante la cámara fotográfica para ser captada, posteriormente ésta era subordinada conceptualmente a la imaginación.
Al margen de sus cuatro grandes series –El Fuego (1966), El Acueducto de Segovia (1974), Del otro lado del Sol (1975), y La Vela (1977)–, este conjunto de originales ofrece una faceta desconocida del artista reveladora del carácter modular y fundamentalmente abstracto de su fotografía. Nuño encontró en el ideario de la abstracción la única vía posible con la que “velar” la realidad, poder sugerir y transformar una imagen potencialmente en miles de imágenes.
Este proyecto ha sido comisariado por Mónica Carabias, profesora de Historia del Arte Contemporáneo de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en fotografía.
Puntal de la fotografía
Fernando Nuño, puntal de la fotografía española entre mediados de los años cincuenta y finales de los años setenta, fue un autor autodidacta y de carácter excesivo. Se forja como fotógrafo en las calles, las redacciones, los caminos, los paisajes. Odiaba el laboratorio porque le producía claustrofobia, tanto como los trucos y los retoques de los que no quería oír ni hablar. Le gustaba ir a los bares y trabajar con la gente y estaba convencido de que las revistas fotográficas no conducían a nada, “o te deforman o acabas copiando lo que has visto”. Le chirriaba que llamaran a su fotografía “obra”. Le parecía excesivo, prefería considerarse simplemente un “fotógrafo” que hacía de todo y que creía hacerlo bien.
Se lanza al vacío como reportero gráfico con apenas 15 años, para muy poco después convertirse en propietario y responsable de la Agencia HENECÉ, S.A., el primer escalón de su trayectoria profesional. Bajo el nombre de HENECÉ forja una reputación sobresaliente en el mundo del periodismo gráfico nacional –Arriba, La Gaceta ilustrada, Mundo Hispánico, ABC– e internacional –Paris Match, Life, L´Europeo, Oggi, Kristal, Time– que le lleva a viajar por Europa, América o África así como por toda España, principalmente, como fotógrafo oficial de cabecera de las Jornadas Literarias organizadas por Gaspar Gómez de la Serna, que será el principio de sus amistades con el mundo de la poesía.
Comienza así una intensa, fructífera y prometedora carrera profesional dentro del campo gráfico del periodismo, tan estimada como solicitada, que en muy poco tiempo le convierte, con apenas veinte años, en director comercial y redactor gráfico de la Agencia Europa Press (1959-1962), en la que realizará algunos de sus reportajes con mayor repercusión internacional.