A pesar de ser uno de los grandes de la fotografía, Colom también ha sido uno de los más desconocidos. Tras estudiar contabilidad y trabajar como contable se inició en la fotografía como aficionado a partir de 1958, influenciado por el sentido renovador que algunos jóvenes fotógrafos como Oriol Maspons, Miserachs o Masats habían introducido en el reporterismo. Ingresó en la Agrupación Fotográfica de Cataluña y en 1960 participó en la creación del grupo artístico El Mussol.
A finales de la década de los 50 se introdujo en el barrio chino barcelonés, donde hizo una serie fotográfica que le llevaría a su primera exposición en la Sala Aixelá, en 1961. Titulada de manera explícita El Carrer (La Calle), con ella Colom se situó en un lugar central entre los fotógrafos españoles de su generación, al tiempo que le acompañó la polémica, especialmente en círculos sociales, políticos y religiosos.
Pero su trabajo ya había calado y llamó la atención del escritor Camilo José Cela, que lo utilizó para el libro Izas, rabizas y colipoterras (Lumen, 1964). El volumen, centrado en las prostitutas del Raval, consiguió un gran éxito, pero también se vio envuelto en el escándalo, pues a causa de una demanda por parte de una de las mujeres fotografiadas, Colom se retiró de la fotografía hasta después de su jubilación.
En diciembre de 2013, el Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC) organizó una gran retrospectiva con su obra bajo el título Yo hago la calle [1], en la que se reunieron más de 500 imágenes. En ellas se repasaban las obras de la primera etapa de Colom, realizadas entre 1957 y 1964, que estaban protagonizadas por prostitutas y marineros, entre otros; y las hechas entre 1977 y 2010, en la que destaca la cara oscura de la capital olímpica y la incorporación del color a su obra.
Algunos de los galardones que recibió el fotógrafo fueron el Premio Nacional de Fotografía (2002), la Medalla de Oro al Mérito Cultural del Ayuntamiento de Barcelona (2003), el Premio Nacional de Artes Visuales (2004) y la Creu de Sant Jordi (2006).