Oz en paz
Desde una literatura de muy alto nivel, abierta, acogedora y flexible, tácita, respetuosamente beligerante, Amos Oz, el gigante israelí, escribió por y para la paz. Esa que disfruta para siempre desde que el 28 de diciembre, en el atardecer de Tel Aviv, su físico claudicó a la enfermedad que hace algún tiempo le asediaba. Había nacido en 1939 en Jerusalén, nueve años antes de la creación del Estado judío. Premio Príncipe de Asturias en 2007 y eterno figurante en las apuestas del Nobel, la historia sabe que al tiempo que se agota 2018 se marcha el más universal autor en lengua hebrea.
Tango último para Bertolucci
Su quehacer detrás de la cámara suena a cine de ayer, de hoy, de dentro de… Llevaba tiempo peleando con una falta de salud que le había postrado en una silla de ruedas y en la Roma de sus amores dijo basta. Fundido en negro para los ojos de uno de los últimos representantes del gran cine italiano del XX. La historia de las imágenes en movimiento sería otra, mucho más plana, sin El último tango en París, Novecento, El último emperador, Soñadores…
Calvo Serraller se despide de su Prado
“El Museo del Prado es mucho. Sin él la historia del arte sería otra”. Francisco Calvo Serraller [1] repetía estas palabras que condensan su pasión; sus pasiones: el arte como sentido de la vida y el Prado, como uno de esos lugares en los que vivir, y morir. El viernes 16 de noviembre él lo hizo, se fue, mezclando en otro guiño del destino su aliento último con los actos que celebran los 200 años de existencia de la pinacoteca que amaba.
Sin Norma, sin Lucia, sin… Caballé
La muerte siempre es silencio. Siempre. Pero hay silencios infinitamente más hondos. El de Montserrat Caballé, [2] cuya voz milagrosa quedó acallada para siempre el pasado 6 de octubre, deja una estela irreemplazable. En el eco de su adiós enmudecemos todos; la música enlutece.
En sólo veinticuatro horas se agotaron casi todas las metáforas de las que echar mano en la búsqueda de visibilizar, darle forma, a sonidos que trascienden lo que fisiológicamente una garganta humana pueda transmitir. Vano intento. Por mucho que las palabras corporeicen, nunca alcanzarán aquella dimensión, los timbres prodigiosos que esa mujer instalaba en el aire.
Eduardo Arroyo, pintor hasta el final
Eduardo Arroyo [3] se fue el domingo, 14 de octubre, en su casa de Madrid a los 81 años. Considerado uno de los principales representantes de la figuración narrativa que renovó la pintura europea a mediados de los años sesenta, Arroyo es autor de una obra llena de referencias literarias y autobiográficas en la que se mezclan el humor, la crítica política y social y la fascinación por la cultura visual.
Su primera vocación fue la literatura y, además de pintor y escultor, desarrolló también una fecunda carrera como dibujante, escenógrafo, ilustrador, diseñador de carteles y grabador.
Se pierde la alegría de Claribel
Cesó la alegría. Del otro lado del mar llegaron definitivas noticias de su ausencia ya corridos los 93 años. Claribel Alegría [4], una de las grandes damas de la poesía iberoamericana del último siglo, sigue provocando con su apellido sencillos juegos de palabras. Con su apellido y con su talante siempre firme, pero abierto siempre a la generosidad y al entendimiento.
Premio de Poesía Iberoamericana Reina Sofía en 2017, concibió su obra como un acto de comunicación continua. Con la gente, con los lectores, con la realidad política y civil que la circundaba y, ¡claro! también consigo misma.
Desde el sábado 27 de enero reposa su sonrisa en el cementerio de Santo Domingo de Managua. Reposa sólo porque, en realidad, la Alegría de Claribel no se ha perdido para quienes un día u otro recalan en uno cualquiera de sus sutiles, vitalísimos poemas.
Stephen Hawking, más allá del tiempo
La ciencia establece axiomas y máximas que a veces no se cumplen. Siguiendo ese patrón, Stephen Hawking [5], el físico y matemático que desentrañó el universo desde una silla de ruedas, venció al tiempo; a su tiempo. Su cuerpo desestructurado dijo basta dejando el asiento que lo albergó a lo largo de cinco décadas definitivamente vacío.
Fue en su casa de Cambrigde. Había nacido en Oxford el 8 de enero de 1942, el mismo día pero 300 años después de la muerte de Galileo. “Acaso esa casualidad determinó mi interés como explorador del Cosmos”, bromeaba. Tenía 76 años y desde 1963 padecía una Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), enfermedad degenerativa que según los médicos que entonces le diagnosticaron le condenaba a no más de dos años de vida.
Taviani pierde a Taviani
Paolo Taviani se queda sólo. Con la elegancia habitual de sus puestas en escena, Vittorio [6], el mayor de los hermanos, dijo adiós a todo esto. Fue en Roma; había cumplido 88 años. Su cine, el que ambos crearon a cuatro manos a lo largo de cinco décadas, se queda a partir de ahora irremisiblemente mutilado.
Los Taviani eran uno, aunque como ellos definían con su sempiterna ironía: “Uno con dos cabezas, cuatro ojos, dos sensibilidades que se solapan y que a la hora de rodar dividen las escenas. Mientras uno rueda el otro mira y se calla”.
Nacidos con dos años de diferencia en la toscana San Miniato, una población cercana a Pisa, juntos cruzaron la vida. Juntos iniciaron inconclusos estudios de Derecho, juntos se marcaron como primera diana artística dedicarse a la ópera, juntos debutaron en la dirección de teatro y juntos, tras poner en marcha pequeños cine-clubs, entraron en la senda que les hizo universales para no abandonarla.
Philip Roth, la palabra se hace silencio
En el frágil equilibrio entre palabras y silencios, Philip Roth [7] (Newark, Nueva Jersey, 19 de marzo, 1933- Nueva York, 22 de mayo, 2018) era un dios. Así fue a lo largo de las más de cinco décadas en las que fue dejando para el haber de la narrativa las sólidas entregas que tejió en los años que lo tuvieron con una vida que al inicio de la pasada primavera optó por el silencio definitivo. El Premio Nobel, que este año ha quedado en suspenso por lamentables razones, ha perdido la oportunidad de hacer justicia con él, una de las claves literarias de nuestro tiempo.
Contaba para callar; callaba para contar. En su forma de trasladarnos las historias pesa tanto lo no dicho como lo escrito; lo sugerido como lo explícito. Y eso fue configurando una narrativa que convertía al lector en partícipe. Exigía una complicidad que Roth tuvo hasta la última de sus líneas, aquella que publicó en 2012 cuando, inesperadamente, decidió echar el cierre a una obra construida sobre más de treinta libros
Canción final para María Dolores Pradera
Con un punto de gravedad, esa voz aterciopelada se hizo inconfundible marca en los oídos de varias generaciones. María Dolores Pradera [8], cantante y actriz o actriz y cantante, falleció en Madrid, la ciudad en la que había nacido hace 93 años. Activa hasta casi el último de sus días, ganó más de treinta discos de oro y un Grammy a la Excelencia Musical y, entre otro buen número de reconocimientos, en su maleta se lleva el Premio Nacional de Teatro, la Medalla de Oro de las Bellas Artes, la Medalla del Mérito al Trabajo y la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, distinción con la que se premió una trayectoria profesional de más de siete décadas.
Milos Forman fundido a negro
La defensa de la libertad, aun en las circunstancias más adversas, fue elemento crucial, el grito que deja vibrando en el aire la obra cinematográfica del checo afincado en Estados Unidos Milos Forman [9] (Caslav, 1932- Hartford, Conetticut, 2018). Fallecido el 13 de abril, ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’, una lúcida mirada al complejo interior de un manicomio, y ‘Amadeus’, su peculiar visión de Mozart, le valieron sendos Oscar a la mejor dirección y son solo dos muestras de una creatividad y un genio largamente demostrados.
Tampoco Tom Wolfe era inmortal
Alguna vez confesó sentirse inmortal. Viéndolo enfundado en uno de sus eternos, inmaculados, trajes blancos lo parecía; pero no lo era. El tiempo se ha encargado de demostrarlo. El 14 de mayo, a los 88 años que ni de lejos aparentaba, Tom Wolfe [10] apagó en Nueva York su mirada azul y sarcástica, tantas veces demoledora.
Periodista de oficio y vocación, la novela lo encumbró al mezclar las técnicas de ambos géneros: noveló el periodismo o, si se prefiere, aplicó a la prensa los recursos propios de la ficción.
Sin Forges
En la madrugada del jueves 22 de febrero, falleció Antonio Fraguas de Pablo [11] (Madrid, 1942-2018), para todos Forges. A esa hora enmudecieron todas las viñetas. El papel se quedó en blanco.
Inolvidables
Y en la lista de inolvidables también escribieron su adiós en este 2018 que claudica: Aretha Franklin (cantante), Ursula K. Leguin [12] (escritora), Dorothy Malone (actriz), France Gall (cantante), Nicanor Parra [13] (pintor y poeta), Antonio Mercero [14] (cineasta), Yvonne Blake [15] (cineasta), V.S. Naipaul (escritor), Carmen Alborch [16] (política y escritora), Josep Fontana [17] (historiador), Gore Vidal (escritor), Stan Lee (productor, guionista y escritor de comic), Juan Hidalgo [18] (artista), Burt Reynolds (actor), Reyes Abades (técnico cinematográfico), Jesús López Cobos [19] (músico), Ceesepe [20] (ilustrador), Charles Aznavour [21] (cantante y actor), Juana Biarnés (fotoperiodista), Darío Villalba [22] (artista), Eugeni Forcano [23] (fotógrafo), Julio López Hernández [24] (escultor), Venancio Blanco [25] (escultor), Fernando del Paso [26] (escritor).
Silencio. Recordarlos nos hace mejores.