Penn es considerado un director pionero con su participación en los dramas televisivos de los años 50 y un motor del Broadway de los 60 del siglo pasado. Pero, sobre todo, por haber sido protagonista del cambio en la sensibilidad cinematográfica americana de la época. Directores como Martin Scorsese o Francis Ford Coppola serían incomprensibles sin el cine de Arthur Penn.
«Trajo la sensibilidad del cine europeo de arte y ensayo de los 60 a las películas americanas –aseguró Paul Schrader, guionista de Taxi driver o Toro salvaje, en palabras que recoge el rotativo neoyorquino–. Él allanó el camino a la nueva generación de directores estadounidenses que salieron de las escuelas de cine».
Asistente de Kennedy
En 1966, el director realizó La jauría humana y en 1967 la mítica Bonnie y Clyde, la historia de dos atracadores protagonizada por Warren Beaty y Faye Dunaway que le valió ocho nominaciones a los Oscar, logrando el Oscar para Estelle Parsons como mejor actriz de reparto y a la mejor fotografía.
Además, Penn fue consejero de John F.Kennedy durante los debates televisados con Richard Nixon en 1960. Entre otras sugerencias, la de mirar directamente a la cámara y que sus respuestas fueran breves y concisas, ayudaron a crear la positiva imagen de Kennedy frente a la de su contrincante político.