Estudió en la Royal Academy of Music de Londres, y entró a formar parte de la Iglesia Ortodoxa Rusa en 1977, algo que se convirtió en una gran influencia en su música. The lamb, un coral basado en el poema del mismo nombre escrito por William Blake es una de sus obras más famosas y se interpreta con cierta regularidad.
En 1992, su trabajo The protecting veil encabezó las listas de ventas de música clásica durante varios meses y en 1997 su Canción para Athene se tocó en el funeral de la princesa Diana. Después la muerte de Diana, Tavener compondría en su memoria la pieza Amanecer de la Eternidad, basada también en un poema de William Blake.
Delicada salud
Tavener sufrió diferentes problemas de salud durante gran parte de su vida. En 2007 le dió un ataque al corazón por el que estuvo cuatro meses de cuidados intensivos y pesar de que los médicos le dijeron que no iba a ser capaz de componer nada más después de este ataque, fue capaz de reanudar su trabajo y estrenó tres obras ese mismo año en el Festival Internacional de Manchester. Anteriormente, en 1979, había sufrido también un derrame cerebral, y en 1990 fue diagnosticado con el síndrome de Marfan, una enfermedad hereditaria que puede causar defectos del corazón.
Sir John comenzó su carrera en la década de 1960 y fue uno de los pocos compositores contemporáneos que encontró el aplauso más allá del mundo clásico. Estuvo nominado al Mercury Prize en dos ocasiones -en 1992 y 1997- y fue nombrado Caballero en el año 2000.
Su última composición notable, Love Duet form the Play Of Krishna, fue terminada en 2013 y tocada en el Festival Internacional de Manchester de este año.
James Rushton, director general de Chester Music, le describe así: «John Tavener fue una de las voces más singulares y más inspiradoras en la música de los últimos cincuenta años, su gran producción -dramática, inmediata, inquietante, memorable e identificable- es una de las contribuciones más importantes a la música clásica de nuestros tiempos. Somos afortunados todos los que le hemos conocido. John era un hombre de fuertes convicciones, gran calidez personal y con gran lealtad y humor. Se le echará mucho de menos».