Hijo de campesinos, Alberto Aguilera Valadez ingresó a los cinco años en la escuela de mejoramiento social para menores “El Tribunal”, donde conocería a Juan Contreras, maestro de hojalatería que le enseñó a tocar la guitarra, lo que le permitió componer a los 13 años su primera canción, La muerte del palomo. En homenaje a su mentor y a su padre, Gabriel Aguilera, Alberto adoptó el nombre de Juan Gabriel.
Con más de cien canciones compuestas, el joven Juan Gabriel ansiaba ganarse la vida con su música, y no dejó de intentarlo de norte a sur hasta que fue contratado en el bar Noa Noa de Ciudad Juárez, al que dedicaría uno de sus grandes éxitos, para interpretar junto a Prisioneros del Ritmo canciones propias y de otros autores.
Tras ser acusado falsamente de robo y recluido en prisión durante más de un año, la cantante Enriqueta Jiménez abogó por él y se convirtió en la primera artista en grabar un tema firmado por Juan Gabriel, Noche a noche. Poco después firmaría un contrato con la discográfica RCA.
Grandes éxitos
Así, Juan Gabriel lanzó en 1971, con apenas 21 años, su primer sencillo, No tengo dinero, que cosechó un gran éxito. A este seguirían Tres claveles y un rosal, Como amigos, Se me olvidó otra vez y Qué chasco me llevé, entre otras.
Explorador de géneros musicales, moviéndose entre la ranchera y el bolero sin desprestigiar las baladas y el pop, Juan Gabriel es el compositor mexicano con más canciones registradas, unas 1.500. A lo largo de su carrera colaboró con grandes como Rocío Dúrcal, con la que grabó en 1990 el tema Amor eterno, dedicado a la memoria de la madre del mexicano y que se ha convertido en un himno popular de los funerales de su país.
El pasado viernes dio su último concierto, en el Fórum de Los Ángeles, un espectáculo de más de dos horas en el que rindió homenaje a la cantante española con la que tantas veces colaboró. Precisamente este fin de semana también se emitió el último capítulo de Hasta que te conocí, una serie de televisión que narra la vida del cantante mexicano.