Parra era el superviviente del extraordinario grupo de poetas chilenos contemporáneos formado por Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Gonzalo Rojas.

Su voz de autor, singular y múltiple, le asignó un inesperado papel de “antipoeta”, que el acertado título de su libro le obligó a asumir: Poemas y antipoemas (1954), que en edición de René de Costa publicó Ediciones Cátedra en 1988.

Poemas y antipoemas revolucionó la poesía y la manera de poetizar en todo el mundo hispanohablante. El discurso está constituido por saltos, exabruptos y reflexiones imprevistas. La voz natural del cantor lírico se transformó en la de un antilírico adversario de sí mismo.

Como bien explicaba De Costa, “los antipoemas de Parra no son otra cosa que poemas, poemas nuevos que se nutren del lenguaje hablado y del lenguaje poético tradicional, ironizándolo. […] A partir de Poemas y antipoemas varía nuestro concepto del mundo poético […] su lectura es como una ducha fría que nos permite entrar renovados y lúcidos en nuestra vida”.

Reacciones

Tan pronto como ha conocido la noticia, el ministro español de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, ha lamentado que «la cultura en español pierde a uno de sus grandes poetas, un poeta y un antipoeta; original, transgresor y sorprendente”.

“La obra de Nicanor Parra ha dialogado siempre con la literatura española. García Lorca, Quevedo, Cervantes…tienen su impronta en buena parte de la obra del chileno, contribuyendo al imaginario colectivo de la cultura común que nos une”, ha dicho el ministro.

Durante su vida recibió numerosos reconocimientos y fue candidato al Premio Nobel de Literatura en diversas ocasiones. En 2012 no pudo recoger de manos del entonces Príncipe de Asturias el Premio Cervantes, y en su nombre, su nieto declamó un discurso dictado por su abuelo que contenía algunos poemas y antipoemas. El texto concluía respondiendo a la cuestión de si el chileno se consideraba merecedor del galardón, a lo que el poeta respondía: «Sí, por un libro que estoy por escribir».

El Gobierno chileno ha decretado dos días de duelo para despedirlo.

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