En el mundo de la escena realizó los decorados de La Vida es Sueño (1982) para el Teatro Español en colaboración con Eduardo Arroyo, la escenografía y el vestuario del ballet Coppelia (1992) para el Teatro de la Ópera de Florencia y de la ópera El Barbero de Sevilla (1993) para el Teatro Verdi de la misma ciudad.
Autor de un estilo plagado de delicadas figuras inspiradas en la mitología y en el mundo de los sueños, sus cuadros recrean paisajes poblados por seres fantásticos y etéreos. Una obra caracterizada por el clasicismo en las formas y la modernidad en los contenidos.