Mírala. Ella no te mira. Ya no ve más allá de “la gran fiesta de la mentira”.
Mira sus ojos. Hipnotizan. Están a la vuelta de la esquina.
Detrás, Toulouse-Lautrec y nuestro gran Chillida.
Mírala. Respira.
Después, sólo pregúntate: ¿qué miras?
Mírala. Ella no te mira. Ya no ve más allá de “la gran fiesta de la mentira”.
Mira sus ojos. Hipnotizan. Están a la vuelta de la esquina.
Detrás, Toulouse-Lautrec y nuestro gran Chillida.
Mírala. Respira.
Después, sólo pregúntate: ¿qué miras?