En esta obra, publicada por única vez dos años antes de su muerte y que ahora edita Eutelequia [1] con una edición a cargo de Pedro Chacón, catedrático de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, María Zambrano (1904-1991) quiso también rendir homenaje a las obras de los grandes maestros del pasado que siempre le habían acompañado: el Maestro de Flémalle, Giorgione, Zurbarán, Velázquez…, incorporando los estudios que sobre la creación pictórica y el arte, en general, había elaborado rastreando su sentido, su verdad: «Una obra de arte es tanto más verdadera cuanto más revela el secreto apenas desflorado de la condición humana». Esto es, la pintura, como modo de desvelación.
Pensadora excepcional
Discípula heterodoxa de Ortega y Gasset, Zambrano -considerada la pensadora española de mayor relevancia- indagó incansablemente en la búsqueda de una razón poética como camino de desvelación de la verdad que se esconde en las entrañas del ser humano.
Tras un exilio que se prolongó durante más de cuarenta años en diversos países de América y de Europa, regresó a España en 1984 donde obtuvo un reconocimiento tardío: Premio Príncipe de Asturias en 1981 y Premio Cervantes en 1988. Si en su juventud había compartido ideas e ilusiones, entre otros muchos, con Miguel Hernández, Rafael Alberti y Luis Cernuda, en su madurez, su persona se mereció el aprecio y su obra la más alta valoración de filósofos como Camus, Cioran o Aranguren, y de poetas como Lezama Lima, Valente o Gil de Biezma.
El legado de María Zambrano, con sus manuscritos y extensa correspondencia, se conserva en la Fundación que lleva su nombre en Vélez-Málaga, su ciudad natal y donde está enterrada.
Algunos lugares de la pintura
María Zambrano (edición a cargo de Pedro Chacón)
Eutelequia [1]. 274 páginas
Precio: 19 euros