Phil Lancaster estuvo allí. Con Bowie, con los Who y los Small Faces, con Ray Davies, con Georgie Fame y Van Morrison. Él era el batería de The Lower Third, la banda en la que Bowie (entonces Davie Jones) ejercía de cantante y compositor. Vivió en primera línea una época irrepetible de la música popular y compartió furgoneta (una vieja ambulancia “adaptada” a las necesidades de un grupo y su equipo), cervezas y cafés, charlas, sueños y decepciones con uno de los músicos más brillantes del pop de todos los tiempos.
Lo cuenta con pasión y profusión de sugerentes detalles en un libro cuyo origen viene de lejos, pero llevó su tiempo materializarse: «La idea empezó a rondarme la cabeza hace unos veinte años, más o menos –señala Lancaster–. Poco después decidí ponerme con ello. Tenía la sensación de que a los fans de David les podría gustar un acercamiento personal a su figura y a cómo era la vida de una banda intentando salir a flote a mediados de los años sesenta».
– Escribe lo importante que era para los grupos tratar de ser diferentes a los demás, ¿cuál era su forma de diferenciarse?
Sí, todos intentábamos tener nuestra propia personalidad. La verdad es que la nuestra radicaba sobre todo en David, que era el que escribía todas las canciones. También hacíamos algunas cosas singulares que nos diferenciaban de otras bandas de la escena, como hacer una versión del Chim Chim Cheree, de la banda sonora de la película Mary Poppins. O la versión que hacíamos de Mars, uno de los movimientos de la suite orquestal del compositor británico Gustav Holst (The Planets).
– ¿Cómo era la relación con el resto de las bandas? ¿Eran amigos o más bien rivales?
Nos llevábamos muy bien entre todos los grupos con los que coincidíamos. Había mucha camaradería. A propósito de esto hay un artículo que compartí en mi página de Facebook, At The Birth of Bowie, escrito por Martin Barre, de Jethro Tull, que vale la pena leer. Las bandas importantes que ya habían triunfado, como lo Who o los Small Faces, tenían muy buena disposición hacia nosotros.
– Menciona a Georgie Fame como una de sus mayores influencias de la época, ¿qué otros grupos le gustaban especialmente?
Nos gustaban muchos de los que estaban en nuestra órbita, como los Kinks o los Beatles, por supuesto, pero también grupos americanos, como los Beach Boys, uno de mis favoritos de todos los tiempos, con el gran Bryan Wilson al frente. Un auténtico genio.
De todas formas, mis gustos musicales han sido siempre bastante amplios y la música que más me gustaba al principio del todo era el jazz y la clásica.
– También habla del impacto que les produjo la aparición de los Who.
Sí, los Who fueron una revelación para la música popular de entonces. Eran realmente únicos, y a mí me llamaba especialmente la atención el protagonismo de la batería, no como instrumento de acompañamiento, sino con su propia personalidad y una presencia realmente importante. Pete Townsend era un músico muy innovador y él y Roger Daltrey eran unos tíos muy majos y muy sociables.
– ¿Cómo conoció a Bowie? ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones?
Lo conocí después de una llamada de teléfono que mantuve con Graham Rivens. Graham era el bajista de Lower Third y estaba pendiente de encontrar un nuevo batería para el grupo, así que arregló una cita conmigo y con David en el Gioconda, un club de Denmark Street. En aquella época Denmark era el corazón musical de Londres y el café Gioconda era el sitio donde todo el mundo se reunía.
Graham me había hablado de Dave (le llamábamos Dave en aquellos tiempos) como «un chico flaco con el pelo largo y rubio» para poder reconocerlo. De hecho, pasé por su lado cuando entré para saludarlo porque estaba hablando por teléfono junto a la puerta y ya me llamó la atención. Mi impresión fue buena desde el primer momento. David era muy amable, tenía una gran personalidad y era muy interesante. Nos entendimos inmediatamente.
Era obvio que era una persona especial. Tenía una profundidad que no veías en cualquier otra persona.
– Además de su común afición por la música, compartían también gustos literarios.
Sí, coincidimos, por ejemplo, en Kerouac. También creo que los dos teníamos un gran sentido del humor, un cierto gusto por el surrealismo. Además, como a mí, a David le gustaba mucho el jazz.
– También eran los dos muy fans de Dylan, ¿no?
Bob Dylan era enorme en Inglaterra en aquellos tiempos. Es gracioso porque, de hecho, cuando conocí a David en el Gioconda me hizo una especie de imitación de Dylan.
– La banda se llamó David Jones and the Lower Third desde el principio, ¿Estaba tan claro que David era el líder y los otros su banda de acompañamiento? ¿Cómo se sentían al respecto?
En realidad, David había hecho una audición para convertirse en el cantante de The Lower Third. Cuando yo me uní a ellos, David ya había tomado la iniciativa en la mayor parte del material que interpretaríamos. Creo que como tenía tantos contactos y un contrato discográfico, tomó la iniciativa, pero no creo que fuéramos un cantante y un grupo de acompañamiento, éramos más bien una banda de cuatro integrantes. Como los Beatles… ¡aunque no tan buenos!
– Menciona en el libro que David no solía ser muy hablador, ¿qué grado de amistad diría que llegaron a tener?
Bueno, David empezó a sentirse menos parte de la banda a nivel personal más adelante, cuando se estaba preparando para seguir con su propia carrera, por lo que había menos cercanía. Pero lo cierto es que esto contrastaba profundamente con nuestros primeros tiempos juntos como banda. En una relación personal, yo diría que me sentía muy cercano a David.
– ¿Cuál era el repertorio del grupo de entonces? ¿Qué canciones solían tocar?
Teníamos un repertorio bastante amplio y muy variado que iba desde música de espectáculos de la época a canciones propias escritas por David y unas cuantas versiones de canciones de grupos contemporáneos.
– ¿Qué pensaban de sus composiciones? ¿Recuerda alguna canción en especial que les gustara particularmente?
Nunca hablamos sobre lo que pensábamos cada uno de las composiciones de David, simplemente incorporábamos sus canciones junto con otras que ensayábamos. Yo diría que Can’t Help Thinking About Me era de las que más me gustaban. Quizá fuera la mejor de las que tocábamos en aquella época.
– Sin embargo, no tuvo mucho éxito, ¿fue una decepción?
Como era nuestro primer lanzamiento esperábamos dejar huella con You’ve Got A Habit y me aferré a cada concierto que conseguimos, principalmente en la radio londinense. La BBC pinchó el single unas cuantas veces, pero no tuvo éxito, así que, como sucede siempre, pasaron al siguiente grupo.
– En el libro explica que desde el primer momento se notaba que David quería triunfar, ¿fue fácil gestionar esa ambición para el resto de la banda?
Sí, la ambición de David por triunfar fue buena para nosotros. Yo, particularmente, estaba totalmente en sintonía con ella.
– En 2014 se publicaron las canciones que grabó con Bowie en el recopilatorio David Bowie – Early On (1964 – 1966), ¿Qué supuso para usted ese lanzamiento?
Me sentí muy emocionado cuando se publicaron esas primeras grabaciones que hicimos. Sentí que era un reconocimiento por lo que habíamos hecho tantos años atrás. Un poco más tarde, David también incluyó algunas de nuestras nuestras grabaciones en su álbum Nothing Has Changed –un doble álbum recopilatorio editado en 2014 que recogía una amplia selección de canciones de Bowie de todas sus épocas–.