El arte apela a nuestros sentimientos más profundos. Quizá por eso, hace mucho tiempo, comenzó el afán de poseer obras artísticas, de adquirirlas, hacerse con ellas y llevarlas a un lugar más íntimo, admirarlas en la privacidad de nuestro hogar.
Cualquier objeto de colección tiene un valor especial para aquel que lo posee. Un busto renacentista, un lienzo expresionista, una caja de cerillas o la uña de un mártir. Todo aquello que forme parte de una colección puede adquirir un significado que trascienda al objeto mismo.
El valor que merece
El historiador Philipp Blom ha decidido otorgarle al coleccionismo el valor que merece. Así, en este El coleccionismo apasionado que edita Anagrama, subtitulado muy acertadamente Una historia íntima, el alemán investiga la historia de la pasión por coleccionar desde el Renacimiento hasta nuestros días.
Según Blom, este afán de poseer el objeto y convertirlo en un tótem convierte al coleccionista en una especie de antropólogo cultural. Ésta es una de las conclusiones que puede extraerse de este ensayo artístico, que abarca temas que subyacen a esta singular pasión, como la conquista, la posesión, la memoria, el caos, el vacío que necesariamente debe ser llenado y la conciencia última de la mortalidad.
Muchos califican a este texto como un análisis exhaustivo, interesante y divertido del mundo del arte y la rareza de la mente humana, un territorio fascinante y aparentemente inasible.
[1]El coleccionismo apasionado: Una historia íntima [2]
Philipp Blom
Traducción: Marco-Aurelio Galmarini
Anagrama
376 páginas
19,90 euros