Más de tres siglos y medio han pasado desde que falleciera Diego Rodríguez de Silva y Velázquez (Sevilla, hacia el 5 de junio de 1599 – Madrid, 6 de agosto de 1660), dejando tras de sí algún que otro misterio. Sus obras han llegado hasta nuestros días, conformando su perfil como artista y presentándonos esbozos de algunos acontecimientos que marcaron su vida. Sin embargo, la biografía del sevillano está repleta de enigmas, de elipsis que el tiempo ha sabido ocultar tras su velo.
Son muchos los estudiosos de la figura de Velázquez que se han resignado al conocimiento incompleto de su vida. En 1964, uno de sus mayores especialistas, José Camón Aznar, admitió: «Esa existencia recatada y distante no es biografiable. Nada le sucede».
No fue el único que reconoció esa derrota, ya que 20 años más tarde, Jonathan Brown, que había escrito Velázquez, pintor y cortesano, declaró que «una biografía de Velázquez, en el sentido tradicional del término, es extremadamente difícil de escribir, pues carecemos de documentos personales que hubieran abierto su vida íntima a nuestro examen».
Últimas investigaciones
Ahora, sin embargo, el misterio que gira entorno a Velázquez parece haberse empezado a aclarar. Uno de los responsables de este hecho es Bartolomé Bennassar (Nîmes, 1929). Este historiador francés, becario residente en la Casa de Velázquez en 1955 y 1956, se ha valido de documentos aparecidos gracias a las investigaciones, coloquios y simposios celebrados con motivo del cuarto centenario del nacimiento del pintor sevillano para dar forma a Velázquez: Vida.
Este volumen se convierte así en la biografía más completa realizada en torno a la figura de Velázquez, un acercamiento a los secretos de quien no dejó de su existencia rastros a través de testimonios directos o correspondencia íntima. Una obra imprescindible para todo aquel que quiera comprender con mejor tino el genio de quien fue calificado por Manet como «el pintor de los pintores».
La lectura de la biografía escrita por Bennassar puede ser completada con una visita a la exposición Velázquez y la familia de Felipe IV, que recorre en el Museo del Prado las obras de los 10 últimos años del pintor sevillano, etapa en la que gozaba de un enorme reconocimiento en la Corte, famosa por lo prolífico y genial de su trabajo, centrado sobre todo en retratos, de entre los que destaca su famoso lienzo de Las meninas.