Las carreteras de Norteamérica, esos surcos serpenteantes que acarician el país hasta sentir sus huesos, son madre de una de las mitologías más emocionantes de la historia contemporánea. La grava y el asfalto han sido la superficie sobre la que se han cimentado obras capitales de nuestra cultura.
Es imposible referirse a esas carreteras sin traer a la memoria a Jack Kerouac y su En el camino (o En la carretera, según la edición). La magia oculta en la polvareda de los senderos, los vertiginosos viajes interestatales y hacia uno mismo, el apasionado descubrimiento de estar vivo y ser consciente de la grandeza del hecho.
La carretera como medio y fin, el viaje como herramienta y destino en sí mismo. Una nación que ha parido su estilo de vida a través de los viajes: expediciones, descubrimientos, migraciones… «Nuestro país está hecho para los viajes largos», que vino a sentenciar el fotógrafo Stephen Shore, desvelando entre líneas quizá algún sentido más profundo.
Recorrido en el tiempo
Este volumen, editado y prologado por el escritor, comisario y artista británico David Campany, hace un recorrido cronológico por la fotografía viajera desde 1955 hasta este mismo año a través de 18 capítulos que recogen el trabajo de 19 fotógrafos imprescindibles.
Clásicos como Robert Frank, Ed Ruscha, Inge Morath y Garry Winogrand comparten páginas con nuevos valores de la fotografía como Todd Hido, Ryan McGinley, Justine Kurland y el dúo compuesto por Taido Onorato y Nico Krebs (TONK), trazando una evolución del retrato de carreteras que va desde la observación naturalista del paisaje a los montajes y las escenas preparadas.
La belleza del camino
Un catálogo de gasolineras, caminos, restaurantes de carretera, centros de ocio… Y rostros de viajeros, desde los visitantes de monumentos de Lee Friedlander a los músicos ambulantes de Kurland. El espíritu que se desprendía de las palabras de Kerouac impregna las páginas de este tomo, esa juventud importante por el mero hecho de estar en un momento y un lugar, esos jóvenes a los que retrata Bernard Plossu, que no ven el tiempo pasar disfrutando de esos veranos dorados a los que se refería Porcupine Tree en su Lazarus [1].
Un libro exquisito que descubre la belleza que se encuentra en cualquier rincón del camino. Como siempre, es cuestión de saber mirar. Joel Meyerowitz supo ponerlo en palabras: «Empecé a entender que la ventanilla del coche era el marco, y de alguna manera el mismo coche era la cámara conmigo dentro, delante de cuya lente el mundo se desplazaba como una imagen en constante movimiento. Lo único que tenía que hacer era levantar la cámara y pestañear para hacer una fotografía».
En la carretera: Viajes fotográficos a través de Norteamérica [3]
Edición de David Campany
Traducción: Art in Translation
La Fábrica
336 páginas
49 euros