Las pautas estaban claras. Decidieron que el tema elegido sería el sexo y apostaron por una paleta de colores muy corta, la combinación de negro y rosa, para un volumen que tendría forma de acordeón. El resto quedó a la imaginación de cada uno. Cada artista, desde su propia experiencia, tenía que introducirse en este tema controvertido, que aún causa rojeces en algunos, pero que en todos provoca un atisbo de curiosidad cuando se nombra.
[1]Amaia Arrazola. Cuando el Negro se hace Rosa.
Cuando el Negro se hace Rosa no es un recopilatorio al uso. Se trata de un libro deconstruido en el que 10 artistas que usan el dibujo o la pintura para expresarse experimentan con el erotismo.
Todos se desnudan para enfrentarse al reto de transmitir el deseo, la excitación o el placer al lector, a través de coitos, besos, orgías, caricias, amor lésbico o masturbación.
Con el objetivo de construir la más sugerente de las ficciones sobre sexualidad, cada uno ha realizado una ilustración independiente con diversas técnicas, que interpreta el sexo desde diferentes vertientes. Estas están acompañadas en su reverso por textos narrativos, abstractos, poéticos, surrealistas…, propios o ajenos, u otros guiños, que crean un conjunto de escenas eróticas que, juntas, se convierten en un fresco delicioso.
Esta generación de ilustradores interpreta el sexo de forma libre, diversa y explícita, haciendo realidad fantasías y realidades sin inhibiciones. Por ejemplo, Conrad Roset se adentra en la expresión de las caricias entre dos cuerpos. Paula Bonet presenta una sugerente escena lésbica acompañada por un crudo texto. Lyona se atreve con una orgía en un salón hogareño en el que un gatito observa desde el sofá. Maria Herreros se inspira con una carta ardiente de James Joyce a su esposa Nora Barnacle para presentar una explícita estampa erótica japonesa. Mientras que Mariadiamantes dibuja el placer de la masturbación femenina.
