A través de 240 páginas ricamente ilustradas se muestra y analiza el estilo, las telas, las formas, las siluetas y las piezas más destacadas de su extensa trayectoria, sin olvidar su dominio de la paleta cromática y su particular manera de entenderla.
El volumen cuenta con textos de Vicente Verdú, Juan Gatti, Toni Miró, Sofía Torga, Margarita Riviere, René López de Haro, Silvia Alexandrovich, Luis Casablanca, Javier Vallhonrat, Alberto Campo Baeza, Emilio Sagi, Salvador Mateu y Lola Gavarrón. Además incluye testimonios de personajes como Manuel Pertegaz, Enrique Loewe, Ana Belén, Iñaki Gabilondo, Violeta Sánchez, Pilar del Castillo, Elena Ochoa, Amaia Ubiria o Cristina Marsans.
Jesús del Pozo falleció en 2011, después de 35 años de intensa trayectoria en el diseño de una moda sobria y elegante que quedó reflejada también en trajes de novia, lencería, joyas, accesorios, perfumes, ropa de hogar e, incluso, vestuarios para teatro, ballet y cine.
Ningún proyecto pareció resistirse a este creador inquieto, que llegó a comenzar los estudios de Ingeniería Industrial y que más tarde dio el salto al diseño de muebles y a la arquitectura de interiores. Influenciado por los movimientos pictóricos y musicales terminó adentrándose finalmente en el mundo de la moda. París fue la ciudad que vio nacer su primera colección. Comenzó con la moda masculina, aunque más tarde empezó a diseñar colecciones sólo para mujer.
Preocupado por el sector de la moda y su profesionalización, impulsó junto a Angel Schelesser, Antonio Pernas, Modesto Lomba y Roberto Verino el nacimiento de la Asociación de Creadores de Moda de España [1], que presidió hasta diciembre del año 2000.
En 1998, Del Pozo se convirtió en el primer diseñador de moda en recibir la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes. También obtuvo el Premio Nacional Cristóbal Balenciaga en 1989 y la Aguja de Oro en 1981. Hoy, la Fundación Jesús del Pozo protege su legado.
Jesús del Pozo
según María Eugenia Alberti, editora (amiga y clienta)
Jesús del Pozo fue un hombre de convicciones y de combate, un explorador de territorios ignotos, un luchador siempre al servicio de una estética, de una visión, las suyas. Porque detrás de cada reto estaba la belleza, un ideal plenamente asumido que comprometió toda su vida obligándolo a ser coherente en cada colección, en cada creación, en cada prenda. Tomaba sus decisiones sin pestañear, abrazado a su fe inquebrantable, a sus principios éticos y estéticos y a sus objetivos que siempre fueron mucho más allá de la moda. Más que inspiraciones, Jesús tenía visiones que llevaba a la práctica con su criterio de acero, su pasión militante y su talento instintivo, convirtiéndolas en una poesía sin edad y una vanguardia sin nostalgia. Fue su carrera un combate vitalicio contra lo perentorio, lo grandilocuente, lo obvio, lo manido, un trabajo sin red acompañado siempre por la duda, esa amiga íntima que te empuja a la excelencia. Sus orgías de drapeados, su jubileo de colores inéditos, su destreza manual, capaz de convertir un trozo de papel en una obra maestra, su magnetismo, su controlada sofisticación, su sensual austeridad, su maestría geométrica, su audacia experimental, su poderosa levedad, su inagotable nostalgia de perfección han quedado patentes a lo largo de su obra.
Jesús del Pozo. 1946-2011 [2]
Turner
224 páginas
80 euros