Ragel tiene una de esas biografías que siguen el galope de la historia. Nació en 1893 en Jerez de la Frontera, una ciudad industrial en auge por su poderosa producción vinícola que el padre de Ragel, Diego González Lozano, reconocido fotógrafo local, supo descubrir y regalar a la posteridad en una colección de fotografías que también podrían ser un estudio sociológico. González Lozano enseñó a su hijo las técnicas y entresijos de la novísima profesión a la que éste acabaría dedicándose.
[1]Después de un periodo en Buenos Aires trabajando como reportero en la revista Caras y Caretas, Ragel se establece definitivamente en Madrid, donde crea su propio estudio fotográfico, colabora en revistas como Mundo Gráfico, Blanco y Negro y El Heraldo Deportivo, y se mueve en una extensa red social de intelectuales, deportistas (sobre todo del mundo de la caza y la hípica) y artistas, entre los que se cuenta el pintor Joaquín Sorolla. Con el estallido de la guerra civil, Ragel decide fundar junto a otros fotógrafos la Unión de Reporteros Gráficos de Guerra. Es en este periodo que el fotógrafo se vio involucrado en una labor de espionaje relacionada con el envío de fondos al extranjero: el famoso oro de Moscú. En 1941 es nombrado fotógrafo oficial del Banco de España.
La obra de Ragel es amplia, aunque parte de su trabajo desapareció o fue destruido durante la guerra civil y la inmediata posguerra. La colección reunida en la edición de PhotoBolsillo ofrece una ocasión única para disfrutar de la fotografía de un artista que nunca expuso en vida, pero que cuenta con imágenes esenciales para entender la narrativa de la mirada fotográfica: la concentración pétrea que retuvo en el retrato de Sorolla, efigie de genio rocoso esperando la salpicadura del mediterráneo (El pintor Joaquín Sorolla en la playa de la Malvarrosa, Valencia 1912), o el salto del caballo que atrapó en la instantánea del hipódromo de la Castellana, imagen misma del movimiento y del desafío a las reglas de la inercia y del tiempo (Salto de obstáculos en el hipódromo de la Castellana, Madrid, 1925).
