Esta obra es un revelador acercamiento a la historia y la geografía de nuestro país de la mano de uno de los arquitectos contemporáneos que mejor ha sabido hacer dialogar pasado y presente.
Pero ¿qué sentido tiene publicar juntos en un libro tres artículos tan diversos como éstos? Para Moneo, lo que comparten estos tres textos es el «intento de ver la arquitectura desde dentro, desde sus entrañas». Una visión crítica de los edificios que se produce desde la condición de arquitecto de quien escribe. Condición que implica acercarse a las cuestiones disciplinares que se plantean consciente o inconscientemente los constructores, y nos permite aproximarnos a la realidad de lo construido con el deseo de entrar en contacto con aquello que un edificio se pretendió que fuera.
El arquitecto navarro ve «cada vez con mayor claridad que los edificios se desplazan en el tiempo, que no tienen la permanencia, la inmovilidad que para ellos a veces deseamos y que en cada instante son diversos. Ni la mezquita ni la lonja son hoy las que vieron los viajeros del siglo XIX, y en cuanto al carmen, su perfil, para bien o para mal, se modifica a la par que el de Granada. Sobre los edificios gravita el tiempo, se mueven con él de manera inevitable. No son estrictamente lo que fueron y estamos obligados a aceptar que sus vidas implican continuo cambio, impuesto por la interpretación y lectura que de su pasado hacen críticos e historiadores. Sabemos que toda observación está sujeta a la posición variable del observador, y en este caso soy consciente de en qué medida los artículos se movieron al dictado de muy diversos intereses críticos. Quiere ello decir que conviene relativizar cualquier aproximación a un edificio, pues está sometida a un continuo doble movimiento: el de los edificios en el tiempo, por un lado, y el de los intereses del crítico a lo largo de la historia, por otro».
La vida de los edificios [1]
La mezquita de Córdoba, la lonja de Sevilla y un carmen en Granada
Rafael Moneo
El Acantilado
224 p
16 euros