La obra, que respeta el tamaño natural de una niña como Mafalda y ha sido supervisada por el propio Quino, quien visitó un par de veces el taller de Irrgang durante el proceso creativo, partió hace cuatro años de una iniciativa por parte de algunos fans de Mafalda en Internet, que proponían poner una placa de recordatorio en el lugar. Pero, en poco tiempo, la propuesta se convirtió en un proyecto formal del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, que propuso a Irrgang concebir una escultura de la niña pacifista y fanática de los Beatles.
En un primer momento, Quino fue reacio a la representación de su personaje en tres dimensiones pero, tras una carta de Irrgang en la que le explicaba el proyecto al detalle, dio su visto bueno al proyecto.