Esta correspondencia muestra al Monet más personal y auténtico, por su sinceridad y bonhomía, por la transparencia con la que habla de su técnica, de sus preocupaciones como artista y de su vida privada, permite asistir a sus intercambios con otros pintores como Renoir, Cézanne o Pisarro.
La selección de las cartas que se incluyen en Los años de Giverny. Correspondencia ha corrido a cargo de Paloma Alarcó, conservadora de Pintura del Museo Thyssen-Bornemisza y autora del prólogo del libro, que además incluye una cronología de la vida de Monet, un breve «quién es quién», donde se ubica a las personas que aparecen en el epistolario, varias láminas y fotografías y un útil apéndice de notas. Como curiosidad, el lector también encontrará un breve texto autobiográfico, que publicó en 199 un diario parisense.
A finales de 1883, el pintor Claude Monet se instala en la aldea francesa de Giverny. Allí vivió durante 43 años, creando a la vez que su obra pictórica esa obra de arte total que fue su jardín: flores, agua, puentes, caminos, árboles… tal como deseaba verlos y pintarlos. Monet fue un enamorado de la naturaleza, con una aguda sensibilidad hacia la luz, los efectos y las vistas que conseguía pintando ¿à plein air¿. Sus cartas, recopiladas y traducidas por primera vez al español, nos permiten asomarnos a la faceta más íntima de un artista que sufrió durante su vida la búsqueda de la perfección, que gozó del amor, de la familia y de la amistad, que vivió con interés los asuntos de su tiempo, que viajó incansablemente buscando el paisaje ideal y que le narró su vida diaria a pintores como Renoir, Cézanne o Pissarro, a escritores como Zola y Mallarmé, a su paternal agente Durand-Ruel, y sobre todo a su esposa Alice.