Los datos son demoledores y describen uno de los episodios más sangrientos de la historia contemporánea. A lo largo de 900 días, la población sufrió un asedio atroz. Los nazis fueron implacables y dejaron cerca de un millón de muertos sobre las heladas calles de una ciudad cercada por el hambre, que en los momentos más críticos llegó a cobrarse 10.000 vidas cada día.

En el seno de la tragedia y combinando la percepción de una adolescente con el documento histórico, Lena relata la muerte de su madre y de su tía, “me he quedado sola”, escribe tras el fin de la segunda; la lucha diaria por conseguir algún alimento, –hay datos que confirman múltiples casos de canibalismo en la ciudad–, “tengo un hambre atroz, siento un vacío enorme en el estómago. Escribo a la luz de un cabo de vela, mordisqueando algunas migas de pan para prolongar el placer”, o el aterrador y continuado fragor de las bombas: “todos los días hay horribles bombardeos, todos los días hay fuego de artillería”.

La desolación

Con una fuerza expresiva fuera de lo común, Lena Mujina deja ver un alma en la frontera del tiempo. Alguien que intenta sobrevivir a la tragedia de una ciudad y una época deshumanizadas. En su sentir se mezclan una fe tan desesperada como romántica en el discurso oficial y la salvación de la Unión Soviética, con la observación de quien lucha en el seno de la desolación por no perder la esperanza a pesar de la degradación de toda norma ética.

El diario de Lena es tanto una obra literaria como un documento de gran calado histórico y, por encima de todo, un testimonio único sobre la lucha diaria por la supervivencia y las sensaciones y sentimientos que provoca. Por fondo y circunstancias, ha sido comparado con el archiconocido diario de Ana Frank.

Ana y Lena

Como ha señalado el historiador Sergei Iarov, historiador y artífice del descubrimiento del texto, no es descabellado comparar ambos diarios: “Ana y Lena, ambas se encuentran en sitios cerrados, en un edificio y en una gran ciudad cercada. Sufren miedo. Plasman sus sentimientos e intereses de chicas, el enamoramiento, el sexo. Los hechos concretos concretas son distintos. Y, claro, el final: Lena salió del cerco para vivir, Ana de su escondite para morir”.

(Vlarimirovna Elena Mujina, sobrevivió y pudo abandonar San Petersburgo en junio de 1942. Desde entonces y hasta su fallecimiento en 1991 vivió en Moscú)

Pero volviendo a la tragedia, Iarov denuncia que los alemanes alargaron aquel infierno de forma premeditada: “Los sitiadores tenían mucho miedo a que toda la ciudad pudiera convertirse en una trampa explosiva. Además, no querían tener que aprovisionar a tanta gente. De forma que el objetivo pasó a ser no tanto el conquistar la ciudad sino matar de hambre a sus habitantes”.

El diario de Lena… de su lectura se desprende que, aún en las más terribles circunstancias, el ser humano saca fuerzas de no se sabe dónde en su desesperada lucha por sobrevivir. Como concluye Iarov: “Es emociónate comprobar que pese a lo terrible de la experiencia, una vez más la humanidad sobrevive entre el dolor y las ruinas como una flor inmarchitable”.


El diario de Lena

Lena Mujina

Ediciones B

384 páginas

E-book: 6,64 euros