Vida e historia de los 300 años de la RAE

«Cuando nació la RAE», relata García de la Concha, «se vivía un tiempo en el que la cultura española, y España misma, eran despreciadas en buena parte de Europa. En aquella situación un grupo de novatores decidió reivindicarlas. Crearon para ello una Academia al modo de la francesa y la italiana de la Crusca, centradas ambas en la defensa y el estudio de la lengua como base de la renovación científica, cultural y social. Toparon los animosos renovadores, abiertos a los aires de Europa, con trabas burocráticas, con recelos y desconfianzas. Pero los protegió el rey y, con el título de Real y la tarjeta de identidad Española, fueron adelante».

Homenaje a la verdad

La Real Academia Española cumple ahora tres siglos de servicio, prácticamente ininterrumpido, y trescientos años de vida e historia. Con motivo del III Centenario, y por encargo expreso de sus miembros, García de la Concha, director de la institución entre 1998 y 2010 y actual director honorario, con el propósito de «rendir homenaje a la verdad», ha escrito «un relato secuencial, que, al discurrir del tiempo y en estrecha relación con el acontecer político, social y cultural, muestre qué hacía la Academia en cada momento, cómo ha reaccionado a las demandas de cada época, cómo ha servido al honor de la Nación, sirviendo a la lengua que ayer vertebraba España y hoy vertebra a veinte naciones en la Comunidad Iberoamericana y aún fuera de ella. Porque la vida e historia de la Real Academia reflejan la historia y vida de España».

En el acto de presentación, en el que también intervinieron el presidente y el secretario de la RAE, José Manuel Blecua y Darío Villanueva, el autor mencionó, como precedente destacado de su libro, la Historia de la Real Academia Española de Alonso Zamora Vicente, «fuente riquísima de información de todo tipo», cuyo bloque central es la historia particular de cada una de las 46 sillas, con la biografía, general y académica, de cada uno de sus ocupantes.

Blecua se congratuló por «este apasionante recorrido lleno de aventuras y personajes» y Villanueva, tras señalar que este era un libro «pendiente, necesario e imprescindible», apuntó que con los actos realizados y por realizar, -el próximo otoño se presentará la edición del tricentenario de del Diccionario de la RAE-, la institución se saca una espina pues «por diferentes y dramáticas circunstancias ni el primer ni el segundo centenario pudieron ser celebrados».

Atrapado

Según confesó García de la Concha, su propósito inicial fue rematar una historia de 250 páginas, pero el libro tiene cerca de 500 porque «me atrapó la historia. En cada recodo de los libros de actas me asaltaron figuras deslumbrantes, episodios para mí desconocidos que son parte de ese reflejo del que hablo o que iluminan tramos de la historia de España. He preferido ceder la voz a los protagonistas y a la propia Academia en su fe de vida».

«En el camino», prosiguió el autor, «me he detenido a veces para satisfacer curiosidades muy extendidas y que han sido y son objeto primordial de la crítica. Concluyo el relato histórico en el momento en el que, en la transición finisecular, Fernando Lázaro Carreter, uno de los renovadores históricos de la Real Academia, la dejó encauzada en las vías de la modernidad. Me correspondió colaborar con él como secretario de la Casa y sucederle en un largo mandato de 12 años. No puedo hacer de estos otra cosa que una crónica, resumen abreviado del preceptivo informe presentado al terminar mi servicio. Como lo viví, lo cuento. Tengo libertad para hacerlo, porque el protagonismo fue colectivo, y no solo de la española sino de las 22 Academias de España, América y Filipinas que ahora forman una sola familia».

Estructura

La publicación está estructurada en siete capítulos que recorren cronológicamente la historia de la RAE desde el período fundacional del marqués de Villena, hasta la dirección de Lázaro Carreter, que finalizó en 1998. La etapa siguiente, que coincide con el mandato del propio García de la Concha, es una crónica titulada La construcción de una política panhispánica.

El libro incluye también cinco apéndices, entre los que destacan una síntesis histórica ordenada cronológicamente y una relación de sus publicaciones.

En definitiva, La Real Academia Española. Vida e historia permite comprobar, a contrapunto de la evolución política y social de España, cómo la Academia va reflejando la cultura lingüística del pueblo que, de manera progresiva, va configurando la normativa y la propia lengua, «como instrumento de la mejor relación social y política de una comunidad».

De la inicial tarea de reivindicación de lo que España ha aportado a la cultura europea hasta el compromiso de promoción y defensa de la unidad del español, este relato nos hace vivir la apasionante historia de la conquista de la modernidad.