Más allá de las heroicidades, del espacio que esta eternidad de vida nos ha concedido a nosotros mismos para poner pausa y pensar, sale a la superficie esa verdad evidente: no todos estamos igual de preparados para un encierro. Que nos toque hacinarnos en casa no está directamente relacionado con que nuestra mente esté preparada para afrontar una situación de aislamiento.
El cineasta ruso Kiril Serébrennikov (Rostov del Don, 1969) cumplió 20 meses de arresto domiciliario por malversación de fondos estatales y, entre sus consejos para sobrellevar lo mejor posible el confinamiento está el reencuentro con los grandes clásicos de la literatura. Llegamos así a Don Quijote de la Mancha, Guerra y paz y, como no, el Ulises. En su alarde, Serébrennikov nos propone las obras más voluminosas para sentirnos acompañarnos en este esperar a que se arranquen las páginas del calendario.
Pero, confiando ciegamente en que el virus se escurra por las cloacas mucho antes del tiempo que necesitaríamos para leer estos grandes clásicos, recaí por casualidad en algunas de las frases más brillantes que se rescatan de la literatura de Rainer Maria Rilke (Praga, 1875 – Montreux, Suiza, 1926).
Y así, por casualidad, es que armé mi decálogo de lucha y esperanza para estos tiempos de confinamiento:
1. La verdadera patria del hombre es su infancia.
2. Ama tu soledad y soporta el sufrimiento que te cause.
3. Amar es una oportunidad, un motivo sublime que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo, para volverse mundo.
4. En la vida no hay clases para principiantes, enseguida exigen de uno lo más difícil.
5. Deja que todo pase, la belleza y el terror, sólo sigue andando. Ningún sentimiento en definitivo.
6. Nos encontramos en una corriente donde debemos remontar la marea. La tristeza también es una ola.
7. Las obras de arte nacen siempre de quien ha afrontado el peligro, de quien ha ido hasta el extremo de la experiencia, hasta el punto que ningún humano puede rebasar. Cuanto más se ve, más propia, más personal, más única se hace la vida.
8. Querido amigo: ¿usted no ve como todo lo que sucede es siempre un comienzo? ¡Y comenzar, en sí, es siempre tan hermoso! Deje que la vida le acontezca. Créame: la vida tiene razón en todos los casos.
9. Sólo quien no excluya nada de su existencia, ni lo que sea enigmático y misterioso, logrará sentir hondamente sus relaciones con otro ser como algo vivo, y sólo él estará en condiciones de apurar por sí mismo su propia vida.
10. No olvides nunca formular tu deseo. Creo que no se cumplen, pero hay deseos a largo plazo que duran roda la vida, de modo que no podría esperarse su cumplimiento. Y qué es lo que te encuentras al final del camino sino la esperanza. Una vida entera en la que no hayamos soñado es lo mismo que una existencia vacía. Y si en su lugar, pensáramos: “No se cumplió mi sueño, pero me alegro de haberlo tenido”.