Entre ellos, los dedicados en distintas publicaciones a series temáticas como Los derechos humanos de la mujer, Los derechos humanos de los difuntos, Los derechos humanos del imbécil, Cómo ser un perfecto europeo, Manual del perfecto machista, Breve tratado de hipocondría… Relatos como Memorias de un autoestopista, Un suicidio original, El humor negro de los españoles, El milagro, El hombre que duda, Los gitanos, Yo no soy hipocondríaco, Sociedades secretas… Así como el indulto o cancelación de condena de dos meses y un día y mil pesetas de multa que le impuso la Audiencia de Madrid en 1957 por injurias graves.
El legado ha sido donado por su hijo, Marcel Wong-González, que ha manifestado su deseo de que la obra de su padre se conserve y se difunda junto con de otros artistas gráficos como José María Pérez González (Peridis), Joan Guillén o Joaquim Aubert (Kim), entre otros, que también alberga la BNE. «Siempre he pensado que la obra de mi padre no era de una persona o de su hijo, pensé que, como era parte de la historia de España a través de muchas décadas, lo mejor sería que se quedara de manera indefinida en la Biblioteca Nacional para todos los que quieran estudiar su trabajo. Me ha hecho mucha ilusión entregar todo este trabajo porque quiero que todo el mundo lo pueda ver, al igual que hice yo».
Wong-González entregó a la BNE ejemplares originales de la obra humorística gráfica de su padre, así como sus dibujos y los apuntes en los que se ejercitaba como dibujante y pintor. También se han incorporado escritos varios, así como guiones de cine con anotaciones autógrafas. Sus dibujos humorísticos constituyen buenos ejemplos de sus colaboraciones, entre otras, en el diario Madrid, La codorniz, Triunfo y Hermano Lobo, semanario que fundó él mismo.
Su trabajo da testimonio de una época de importantes cambios en nuestro país, cuyo estudio y comprensión no sería posible sin los documentos originales de tantos artistas que reflejaron, en este caso a través del humor y la crítica, lo que estaba sucediendo.